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Cuando nos proponemos bajar de peso solemos recurrir a alguna dieta y en muchos casos se busca lo mas fácil y rápido, cayendo en el error de seguir programas hipocalóricos o restrictivos durante un breve período de tiempo, para luego retomar los hábitos anteriores.
Este comportamiento trae como consecuencia la pérdida de peso momentáneo para luego recuperarlo e inclusive aumenta un poco más de peso, lo que nos lleva a un círculo vicioso de aumento y disminución que termina siendo perjudicial para la salud.
Para estar en buena forma física se requiere modificar tanto los hábitos en la alimentación como en la frecuencia de la actividad física, mencionemos a continuación algunas estrategias de alimentación para estar en buena forma física.
La clave de una alimentación estratégica debe radicar en tres factores.

  1. Siempre sentirse saciado.
  2. Aprender a comer basándose en el funcionamiento y no el sabor.
  3. Que se logren los objetivos físicos con dicha alimentación.

dieta saludableEn un régimen de alimentación bajo en calorías la persona se somete a consumir su comida habitual pero con restricción de cantidad. El problema con esto radica en que cuando la comida es de mala calidad y se disminuye en cantidad, el cuerpo efectivamente pierde peso, pero este peso es proveniente principalmente del tejido muscular y en menor medida de la grasa corporal.
Cuando se logra la pérdida del peso de esta manera, se compromete el metabolismo basal, ya que un poco más del 50% de ese metabolismo basal depende de la cantidad de masa muscular que tenemos. Al final la pérdida de músculo disminuirá el metabolismo y el peso se recuperará inminentemente y aun más del que iniciamos.
Normalmente las dietas con este fundamento recomiendan no hacer ejercicios con pesas, para que no exista ninguna tonificación muscular y el peso perdido pueda ser evidente en la báscula, el resultado es un cuerpo delgado y flácido.
Cuando se aprende a comer basándose en funcionamiento y no en sabor, se deja por un lado el deseo de degustar los sabores, aunque no necesariamente comer platos sabrosos esté reñido con verse bien o estar en buena forma física, simplemente hay que aprender a armonizar ambos.
Para que esto funcione se debe conocer cuál es el efecto de los alimentos en nuestro organismo. Consumir la cantidad adecuado de hidratos de carbono, proteínas y grasas, para poder formar y sacarle el máximo rendimiento a nuestro cuerpo.
Una vez logrados los objetivos físicos, durante el tiempo que duró la preparación, se debe haber acumulado vivencias de cómo poder compartir con los alimentos y el ejercicio a la vez, se debe aprender a conocer hasta cuánto puede el cuerpo tolerar de calorías extras para no perder el físico alcanzado.
Con un mejor cuerpo, una masa muscular más desarrollada, se podrá elevar el metabolismo en un mayor porcentaje, comer cosas extras y no aumentar de peso por el cambio físico obtenido durante el proceso.
Por otro lado están las recomendaciones básicas de alimentación estratégica aplicadas al ejercicio, entre las que destacan:
Evitar azúcares refinados. Estos elevan el nivel de glucosa en sangre, sube la energía, pero decae de inmediato y el cambio afecta el rendimiento. No comer miel ni dulces al menos ocho horas antes del entreno o un evento importante. Es más estratégico tener una alimentación alta en carbohidratos complejos para poder liberar energía de forma gradual y no repentina.
Posterior al ejercicio se debe consumir una comida completa antes de que pase una hora. Hasta 90 minutos después de finalizado el entreno, se tiene la oportunidad de un metabolismo acelerado con una mejor asimilación de los nutrientes que aporta una comida completa.