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Muchas personas suelen afirmar que comen de forma descontrolada por ansiedad, una aseveración que en la mayoría de los casos es cierta ya que estos individuos encuentran en la comida la respuesta a sus estados de ánimo.

Sin embargo, si este tipo de conducta se torna frecuente puede llevar en la mayoría de los casos a ser causa de obesidad.

ansiedad y obesidadSegún los expertos la explicación a este fenómeno se encuentra en el cerebro en la zona centrada en la supervivencia y el control de los instintos primarios.

Cabe recordar que una de las funciones de esta área del cerebro es desear comida y hacerlo hasta que la persona se siente totalmente satisfecha teniendo como previsión que no va a comer nuevamente por un lapso prolongado de tiempo, algo que era útil en tiempos de nuestros antepasados prehistóricos pero que en la actualidad ha dejado de ser necesario.

Asimismo, esa zona del cerebro también se encarga de prepararnos para todas aquellas situaciones que involucran la ansiedad, cuando el corazón se acelera, la respiración se vuelve agitada y los músculos se tensionan o sea una situación de ansiedad en la que el cuerpo se prepara para un acontecimiento importante y como si hubiésemos realizado un gran esfuerzo físico.

Al ocurrir esa situación de ansiedad lleva un tiempo hasta que pasa y el cuerpo reacciona despertando el apetito con el objeto de reponer calorías.

Por otra parte, la ingesta de alimentos despierta el sistema parasimpático, encargado de la relajación y hacer sentir placidez, de allí que muchas persona encuentran que, llevándose cualquier cosa a la boca cuando está nervioso, se siente inmediatamente más tranquilo.

De allí que siempre se asocia la ingesta de alimentos con la relajación y por ello se utilizará la comida como un tranquilizante pero con el problema que va aumentando la frecuencia de esos episodios y también la cantidad de comida ingerida algo que inevitablemente llevará a un aumento de peso.

Para evitar estos episodios de ansiedad y comer de más es necesario aprender nuevas conductas que nos ayuden a manejar estas situaciones, como por ejemplo salir a caminar y no sentarse frente al televisor con una caja de galletas de chocolate.

Técnicas de respiración adecuadas también sirven además de ejercicios de relajación que practicadas diariamente reducirán significativamente los estados de ansiedad, algo similar se consigue con la práctica de actividad física que disminuye el estado de ansiedad e impide comer en exceso, además esta sana costumbre ayuda a quemar calorías y también activa el cuerpo.