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Los beneficios de una alimentación sana durante el verano se verán reflejados tanto en la figura, ya que es una excelente manera de mantenerse en forma y disfrutar de las vacaciones a pleno.

Las altas temperaturas hacen que nuestro organismo necesite de una hidratación casi constante debido a la pérdida de líquido a través del sudor, algo que lleva a tener menos energía y como resultado una vida más sedentaria.

Beneficios de una alimentación sana durante el veranoAgua, bebidas isotónicas, zumos, además de batidos de frutas y hortalizas, son excelentes opciones que además de proveer de una buena hidratación no suman calorías y nos brindan mayor energía.

El consumo de alimentos fáciles de digerir como por ejemplo cereales, vegetales y frutas ya sea crudos o cocidos al vapor y con poca grasa evitarán digestiones pesadas y malestar general.

Evitar todo tipo de preparaciones fritas o comidas muy pesadas sobre todo si va a realizarse actividad física inmediatamente después, siendo preferible consumir antes de comenzar a entrenar una fruta fresca que además de hidratarnos nos aportará la energía necesaria para un buen desempeño.

Realizar ejercicio pero siempre de forma moderada tales como caminar, nadar o practicar volley de playa, pero siempre fuera de las horas intensas de sol, lo mismo debe aplicarse a la práctica de senderismo o travesías largas, siendo aconsejable llevar algunos frutos secos para aportar energía con poco volumen.

Consumir en lo posible productos frescos y de temporada diagramando con ellos un menú variado en el cual siempre estarán presentes verduras crudas o cocidas, pescado, pollo a la parrilla y postres a base de lácteos light, frutas o helados de agua.

Es necesario tener en cuenta que tanto las frutas como verduras aportan al organismo agua, vitaminas, fibras y otros nutrientes esenciales que son adecuados para la época de calor.

Así, las fibras producen sensación de saciedad casi inmediata sin aportar gran cantidad de calorías, con una gran riqueza de antioxidantes naturales imprescindibles para combatir el envejecimiento prematuro.

Incluir en la dieta una importante variedad de platos poco grasos y elaborados principalmente con vegetales y hortalizas como ensaladas variadas además de cremas y sopas frías, elaboradas con hortalizas (puerro, patata, de champiñón, gazpacho y remolacha, ya que todas ellas además de ser sabrosas proporcionan gran cantidad de agua, vitaminas, minerales, hidratos de carbono y otras sustancias no nutritivas pero de importantes beneficios para la salud, conocidas como antioxidantes naturales, que se encuentran mayoritariamente en los alimentos vegetales.

Asimismo, una alimentación equilibrada y una buena hidratación protegen la piel y la inclusión de alimentos con ácidos grasos insaturados como el ácido oleico, presente en el aceite de oliva y el aguacate, y la grasa, que contienen los aceites de semillas, frutos secos oleaginosos y los pescados azules son imprescindibles para mantener una piel bien estructurada e hidratada.