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Dormir es fundamental tanto para descansar como para gozar de buena salud, pero lo más importante es dormir bien, ya que es la forma indicada para que nuestro organismo también pueda descansar y como consecuencia de ello, recuperar aquellas energías perdidas en el transcurso del día.

Por esta razón, cada vez son más los expertos que tienen una profunda preocupación por defender el dormir como sinónimo de tener una vida saludable, puesto que sin descanso no podemos rendir de forma adecuada las horas que siguen al sueño.

Sin embargo, muchos nos preguntamos ¿Cuántas horas debemos dormir? ¿Cuántas serían las adecuadas y necesarias?

Por lo general cuantos más años tenemos menor es la necesidad de dormir mucha cantidad de horas.

Es por ello que los bebés duermen aproximadamente diecisiete horas al día, las cuales se van reduciendo paulatinamente y así a los dieciocho meses el niño duerme unas catorce horas.

Dormir bien, sinónimo de vida saludable 1Ya a los 4 años el niño duerme unas doce horas y a partir de los 10 años las horas bajan a diez por día.

Los adultos, por su parte, necesitan dormir entre 7 y 8 horas, cifras que siguen reduciéndose a medida que pasan los años.

A pesar de todo lo dicho, no existe manera de establecer una cantidad de horas de sueño, teniendo en consideración que existen personas que deben dormir más horas y otras menos.

Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Warwick, en el Reino Unido, conjuntamente con la Facultad de Medicina Federico II, de Italia, descubrieron que aquellas personas que suelen dormir menos de seis horas tienen hasta un 12% más de posibilidades de fallecer prematuramente que quienes descansan diariamente entre 6 y 8 horas.

Este estudio reciente, que ha sido publicado por una revista especializada llamada Sleep, brinda evidencias que demuestran el vínculo que existe entre dormir pocas horas (menos de 6 horas cada noche) y un marcado aumento de las posibilidades de morir prematuramente.

En este trabajo, sus autores también indicaron que el dormir demasiado, o sea más de 9 horas por noche, puede no aumentar de manera significativa el peligro de muerte prematura pero si ser un alerta de una potencial enfermedad aún no conocida y que puede ser mortal.

Esta investigación hizo un análisis de la relación existente entre el nivel de duración que tiene el sueño y la mortalidad, haciendo una revisión de estudios hechos en Reino Unido, Estados Unidos, Europa y Asia Oriental, incluyendo en él a más de 1,3 millones de personas que fueron monitoreadas durante 25 años, registrándose en ese período más de 100.000 muertes.

Al concluir el estudio, los resultados dieron evidencias fuertes que existe un vínculo directo entre el sueño breve y el extenso, observándose el aumento del riesgo de muerte prematura comparándolo con aquellas personas que participaron y tenían por hábito dormir entre 6 y 8 horas.

El profesor Francesco Cappuccio, director del Programa de Sueño, Salud y Sociedad de la Universidad de Warwick y médico adjunto de los Hospitales Universitarios Coventry y la Warwickshire NHS Trust, se pronunció al respecto diciendo que, “mientras que dormir poco representa una causa de poca salud, dormir demasiado podría ser un indicador de esta falta de salud”.

La sociedad moderna ha visto una reducción gradual del porcentaje de horas de sueño y este patrón de conducta es más común entre las personas que trabajan a tiempo completo, lo que sugiere que podría deberse a las presione sociales para trabajar más horas y por turnos. Por otra parte, el deterioro de nuestro estado de salud va acompañado, normalmente, por una extensión de nuestro tiempo de sueño”, resaltó.

Y concluyó diciendo: «En consecuencia, dormir entre seis y ocho horas cada noche podría lo óptimo para la salud. La duración del sueño podría ser contemplada como un factor de riesgo conductual adicional o como un marcador de riesgo, influenciado por el ambiente y que podría ser susceptible de modificación a través de la educación y de la orientación psicopedagógica, así como con medidas de salud pública que animen a la modificación adecuada del ambiente físico y de los lugares de trabajo«.

El dormir debe ser sinónimo de buen descanso y por ello también de buena salud, estar alerta sobre este tipo de consecuencias puede ayudar a cambiar algunos hábitos de nuestra vida que pueden ser perjudiciales.