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Las nuevas tecnologías han creado comodidades en nuestra vida, pero al mismo tiempo, también han creado nuevas necesidades que pueden volverse en contra del hombre del siglo XXI cuando no realiza una gestión adecuada de sus emociones. A nivel tecnológico, uno de los síndromes frecuentes en el plano laboral es el síndrome de la respuesta automática.

Es decir, el correo electrónico y todas las tecnologías que nos ayudan a estar conectados las veinticuatro horas del día, han llevado a la inmediatez absoluta, a la idea de querer un feedback rápido y directo ante cualquier tipo de mensaje.

El síndrome de la respuesta automáticaDe esta forma, aquella persona que tiene el síndrome de la respuesta automática, siente ansiedad y mira de forma compulsiva un montón de veces su correo a lo largo del día a la espera de ese mensaje que no llega al buzón de entrada. La sensación de malestar aumenta cuando más se demora el mensaje.

En el interior de la mente de la persona que sufre el síndrome de la respuesta inmediata se produce un diálogo interior negativo. Empieza a preguntarse si la otra persona estará enfadada o molesta por algo, en vez de pensar, con total naturalidad, que a lo mejor ni siquiera ha leído el correo.

Este síndrome también es frecuente en los bloggers que miran con frecuencia a ver si han tenido algún comentario en alguna de sus entradas y se frustran al ver que ningún lector ha dejado unas palabras para comentar el texto.

El síndrome de la respuesta automática es un problema que afecta de una forma negativa a nivel emocional a todos aquellos que se dejan llevar por la presión del trabajo en su vida personal. Por ello, conviene hacer autocrítica para poder avanzar. Cuando estés trabajando con el ordenador, evita tener siempre el correo abierto, céntrate en lo que estás haciendo.

En la vida, es importante ejercitar la paciencia y aprender a esperar.