El aunkai es un nuevo arte marcial basado en ejercicios de refuerzo y flexibilidad para construir la musculación corporal. Los ejercicios son depurados, sobrios para reafirmar el cuerpo en la práctica marcial. Akusawa Sensei ha creado el aunkai para recuperar el espíritu de las artes marciales japonesas y reconquistar el fondo del arte marcial ancestral.
Leo Tamaki estuvo practicando judo y karate durante varios años, antes de descubrir el aikido con Tamura Sensei. Al igual que muchos alumnos, fue tocado por la personalidad, el carisma y la eficacia del maestro; después de este encuentro, Leo Tamaki se dedica a practicarlo y enseñarlo.
Leo Tamaki pasa largos período en Japón, aprendiendo y perfeccionando la práctica del aikido. Durante uno de sus viajes, conoce a Akusawa Sensei, un profesor con el que sigue estando en contacto.
deportista artes marcialesLa finalidad del arte marcial es la destrucción del otro lo más rápidamente posible. La práctica del sable sobreentiende dos intenciones: el sable que mata y el sable que hace vivir. Las artes marciales hoy en día son percibidas como un método de desarrollo individual, una forma de interactuar en el entorno, con la gente, con el universo. El aikido es como un modo de empleo que permite adquirir una sana filosofía de vida, cada cual a su manera, en función de sus percepciones, sus filtros mentales. Se trata de llegar al ZEN, en una palabra.
El aikido también es un forma de autodefensa muy apreciada por las mujeres por razón del desarrollo físico, mental y relacional con los otros, en la búsqueda insaciable de un gesto sencillo, y justo, aportando al que lo practica seguridad y confianza en sí mismo.
Existe una relación entre el aunkai y el aikido, el primero refuerza al segundo con la vuelta a los gestos ancestrales. Los ejercicios enseñados permiten desarrollar la conciencia del cuerpo, la técnica no es más que una expresión del cuerpo, la forma es su instrumento.
Con estas dos técnicas, encontramos la relación del hombre hacia la tierra y el cielo. La búsqueda del equilibrio en los elementos, en su universo, pero ante todo con su cuerpo y su espíritu: esa es la clave. Es necesario modificar la relación con los elementos del universo, porque forma una sola unidad. La práctica permite la vuelta a uno mismo, pero también enseña a prestar atención a los demás.