No hay nada más natural que llevar una mochila a la espalda cuando se hace senderismo. En función de la duración del recorrido y de la condiciones de su realización, esta mochila será de diferentes formas, tamaños, peso variable, y un buen número de parámetros.

Algunos consejos, no para elegir la mochila, sino más bien para el peso que éste debería tener en función del excursionista para poder optimizar su capacidad.

La autonomía en senderismo tiene un coste, el de disminuir los «rendimientos». En efecto, llevar una mochila a la espalda tiene consecuencias sobre la velocidad del desplazamiento. La sensación de respirar mejor sin tener que ir más rápido, puede ser frustrante, ¿no? Esto es debido a la compresión de la caja torácica por culpa de la mochila.

El peso de la mochila

Este puede variar en función del tiempo de la excursión. 10% del peso del deportista: en este caso hablamos de una mochila ligera que en casos extremos puede llegar a un 30% o un 40% del peso del excursionista. Algunos militares podrían hablar de esto con más detalles. En tales condiciones el cuerpo requiere hacer pausas frecuentes para compensar la hiperventilación provocada por el porte de una carga tan pesada (compresión de la caja torácica).

MontañaUna media de 1/3 del peso del porteador parece ser el máximo de carga que se debe transportar. Por supuesto, sólo se trata aquí de una media que se basa en además en el peso del propio excursionista, lo que implicaría pues que una persona con sobrecarga ponderal (haciendo poca actividad física) que quisiera hacer senderismo podría llevar más carga que una persona que estuviera en la norma…

Se imponen muchas posibilidades en términos de equipamiento si no queremos vernos con sobrecarga. Para ello un consejo importante: cuanto más grande es una mochila, mayor tendencia tendremos a llenarla… Por eso conviene optar por un volumen menor e directamente a lo esencial en la elección del equipamiento que vamos a llevar a la espalda.