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Seguimos con nuestra serie sobre montaña en invierno, hoy vamos a tocar un nuevo tema interesante a tener en cuenta en nuestras ascensiones hibernales, y más en estos días próximos a los deshielos de las montañas, como antesala de nuestra campaña estival.
Hoy hablaré sobre la planificación horaria. Aunque estas entradas están más relacionadas con el invierno, también se pueden aplicar cosas como las que hoy veremos en pleno verano.
La montaña en invierno IV 1Por eso mismo, si cualquier práctica deportiva necesita de una buena planificación horaria, en montaña esto se vuelve perversamente más importante. El primer tip que debemos tener en la cabeza es que más vale madrugar. No es lo mismo ir a oscuras (se entiende que con luz frontal) de madrugada, con las ganas de montaña y las fuerzas al máximo, que encontrarnos en la anterior situación.
De igual manera hay que dejar espacio suficiente para imprevistos, como por ejemplo que el camino de vuelta esté en mal estado por nuestro desgaste al ascender, o incluso que debamos esperar en la cima tanda (con la popularidad de algunas montañas, uno acaba esperando a que baje la expedición que va delante de él, para poder subir entonces y coronar).
También hay que pensar las horas de luz de que dispones, y que varían dependiendo la latitud y la época del año, este factor es importante, para no acabar teniendo descensos agonicos, peligrosos e inestables.
Por lo tanto, toca madrugar, y nada de jugársela por las cimas, si es necesario es mejor una retirada a tiempo que dejar de volver.