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El respeto a la montaña siempre debe ser una de las piedras angulares que nos guíen por los senderos, y la precaución la guía. Esto que parece tan simple muchas veces se deja de lado. Ya no hablo de las grandes expediciones comerciales a los grandes picos del mundo, que se anuncian como capaces de subir a cualquier persona a la cima, si no más bien, hablo de la montaña más rudimentaria y próxima, de todos aquellas personas que cada domingo se suben al coche y conquistan una pequeña cima.
Hoy llegaba la terrible noticia de la muerte de Chloé Graftiaux en el Mont Blanc. Esta belga de 23 años, bajaba por el Peuterey cuando una roca en sus pies se desprendió y la hizo caer cerca de 600 metros, acabando con su vida. Este incidente, que no deja de ser notorio, le sucedía a la actual tercera del campeonato del mundo. Por tanto, si le puede pasar a una experimentada montañera a nosotros, los humildes que salimos los domingos, debemos ir con más ojos aún.
La montaña sigue siendo traicionera 1Decir que no hay que perder jamás el respeto por la montaña puede sonar repetitivo, pero debe ser la máxima. Intentar salir bien pronto, calcular los horarios, llevar plano y brújula, decidir una hora de vuelta y mantenerla hasta el final, así como todas las precauciones básicas de montaña.
Ante todo, respetar el tiempo meteorológico, en verano es normal y habitual que haga sol por las mañanas, y pasado el mediodía empiece a empeorar, si estamos en alta montaña, debemos respetar las horas de vuelta de forma fanática, ya que nos ahorraran muchos problemas posteriores.
Los gps, y los diferentes dispositivos electrónicos de montaña son grandes herramientas, pero no debemos supeditar nuestros instintos a ellos. Ya que siempre hay que tener presenta que las pilas y las baterías se acaban y fallan, pero nuestro sentido de la orientación no.