El primer paso que hay que dar para perder peso se orienta inmediatamente hacia el régimen alimenticio: consiste en reducir el número de calorías ingeridas de manera a restringir los aportes calóricos del organismo.
Para que sea eficaz, un régimen calórico debe conservar un buen reparto entre aportes en lípidos, proteínas e hidratos de carbono, fibras, y vitaminas y minerales. Este equilibrio garantiza que cada componente de vuestra alimentación conserve su función para la asimilación de alimentos.
Cuando se comienza a hacer un régimen, éste desestabiliza, en un primer momento, el organismo, que intentará por todos los medios conservar sus hábitos.
La pérdida de peso eficaz 1El cuerpo reacciona con toda clase de métodos como la retención de líquidos, la pérdida de masa muscular, dolores de cabeza, aumento del apetito, etc. Por eso es indispensable tener un buen régimen equilibrado, sin faltas y sin cambios radicales en los hábitos alimenticios.
Suele ser preferible modificar progresivamente los hábitos alimenticios, mejorándolos antes que transformarlos de un día para otro en un régimen draconiano y limitado en el tiempo.
Perder agua y músculo no disminuye la masa de grasa y provoca un efecto inverso, forzando al organismo a tomar medidas extremas para evitar un nuevo cambio nutricional.
Las necesidades cotidianas en calorías están destinadas a hacer funcionar el cuerpo humano: los músculos, los órganos y todas las funciones vitales del organismo. Imaginando que os pasáis gran parte del tiempo en la cama, sin ninguna actividad física, el organismo necesita un mínimo de calorías para mantener activos los diferentes órganos y las funciones vitales, se trata pues de «necesidades calóricas cotidianas del metabolismo basal».
Si decidís salir de la cama y caminar un poco, vuestro organismo tendrá necesidad de calorías suplementarias para poder garantizar esta actividad física. Contrariamente al coche, el cuerpo humano consume permanentemente «carburante», incluso si no hay ningún tipo de actividad física.
Cuando consumís una comida (incluso equilibrada), vuestro organismo constituye una serie de reservas (un 10% aproximadamente) de manera a anticipar otro tipo de necesidades excepcionales. No olvidemos que la función primera del organismo es garantizar su supervivencia y su protección. Las reservas así constituidas, se almacenan en forma de grasa.