El alpinismo requiere ciertas cualidades de resistencia: la capacidad para mantener un esfuerzo más o menos intenso durante un largo tiempo. El entrenamiento ideal es, por supuesto, la marcha en montaña de forma regular.

Conocer el entorno

El entorno de la montaña requiere cierta vigilancia. De todos los deportes, el alpinismo es uno de los que más se ven afectados por las condiciones atmosféricas: frío, viento, intemperies. Normalmente se dice que la montaña es peligrosa, pero son las personas que por su negligencia se ponen en peligro.

La técnica

La alta montaña responde a unos códigos específicos. Saber caminar con calzado de montaña, con crampones, y saber usar las cuerdas. Todas estas técnicas forman parte de un «pack» indispensable que todo alpinista que pretende subir una montaña debe conocer. Estas técnicas se aprenden con la práctica y con ayuda de los guías, los clubes de alpinismo, y el entrenamiento de años.

Equiparse bien

Equiparse bien no quiere decir llevar demasiadas cosas encima, puesto que en altura, el peso es un gran enemigo. El montañero de altura debe imperativamente tener un calzado de Montañaalta montaña, unos crampones, una cuerda, y un piolet como mínimo. Los rayos del sol más intensos en altura pueden provocar quemaduras. Por lo tanto se deben llevar gafas de sol de protección 4 (la máxima). Siempre hay que llevar ropa caliente e impermeable.

Afrontar la altura

Para comenzar, conviene saber que un esfuerzo a 1500 metros no es lo mismo que un esfuerzo a 3000 metros. A la hora de salir de montañismo, el organismo se somete a una dura prueba de resistencia. Por lo tanto se debe subir progresivamente. En altura, el oxígeno se reduce por la culpa de bajada de presión.

Unos mecanismos de adaptación y de aclimatación permiten colmar este déficit. Si son insuficientes, puede manifestarse un malestar propio de altura, y a veces un edema pulmonar. Aclimatarse a la altura lleva cierto tiempo.