Si queremos tener un pelo limpio y perfecto es inútil que pasemos más de diez minutos frotándonos la cabeza con nuestro champú habitual. Para tener un pelo bonito, basta con conocer algunas técnicas que nos ayudarán a mantenerlo saludable, sin necesidad de dañarlo.

La elección del champú

Lo primero de todo es que conozcamos bien el tipo de pelo que tenemos para comprar el champú más adecuado para nuestro cabello. Si no lo sabemos, ésta será una buena pregunta que deberemos hacerle a nuestro peluquero habitual, que es quien mejor nos conoce.

En general, podemos distinguir tres tipos de pelo diferentes: cabello seco, normal y graso. Está claro que si utilizamos un champú para cabello seco, pero tenemos un pelo graso, no conseguiremos los buenos resultados que buscamos.

Lavar el cabello sin dañarlo 1El problema, en este caso, es que conseguiremos que el pelo se nos vuelva más graso todavía de lo que ya lo tenemos.

A los diferentes tipos de champú, en función de cada cabello, podemos añadir los que se usan para combatir la caspa, y otros tantos específicos para cabellos blancos, o teñidos, o con rizos, etc.

Da igual que el champú que utilicemos sea específico para hombre o mujer, puesto que el cabello no deja de ser lo que es. La única diferencia está en el perfume añadido, que puede ser más o menos femenino, pero eso va en gustos.

El peinado del cabello

Una vez que ya hemos encontrado el champú más adecuado a nuestro tipo de pelo, es momento de ponernos manos a la obra. Antes de meter la cabeza debajo del agua, es bueno peinar el pelo.

Evidentemente este gesto no es de uso exclusivo para las mujeres. Efectivamente, la contaminación, los productos químicos que usamos habitualmente para el pelo, y la suciedad ambiental se van acumulando en el pelo a lo largo de la jornada.

Por eso, antes de poner el champú sobre la cabeza es bueno desprenderse de todas las adherencias nocivas que llevamos encima.

Lo ideal es utilizar un cepillo de buena calidad, y que nos peinemos desde la raíz hasta las puntas, repitiendo este gesto varias veces.

También es bueno que nos peinemos, al menos, dos veces a lo largo del día, a parte de que nos lavemos o no la cabeza. Con esto conseguimos que el pelo siempre esté en forma.

Temperatura del agua

Una vez que el pelo está peinado, llega el momento de abrir el agua de la ducha. Evidentemente, cuanta menos cal haya en el agua, los resultados serán mejores. Pero, esto no debe ser un problema, tenemos una solución para todo.

Lo primero es que nos mojemos el pelo de manera uniforme, y con agua tibia. El agua muy caliente abre las escamas del pelo y lo daña innecesariamente.

Luego ponemos en la mano la cantidad de una nuez de champú, y la aplicamos sobre el cabello mojado. Cuidado con pasarnos con la cantidad de champú que aplicamos, no se trata de vaciar el bote de champú hasta dejarlo seco.

Cuanto más jabón pongamos, la acción decapante será mayor, y eso no es lo que pretendemos. Por otro lado, un champú que haga mucha espuma es un champú demasiado abrasivo para el cuero cabelludo.