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Cada día más los entrenadores de formación se encuentran ante una realidad cambiante, en el sentido de una mayor presión para hacer su trabajo. Se olvida que el trabajo de formación requiere de mucho tiempo y paciencia, pero muchos padres y técnicos de club quieren ver resultados de forma inmediata, esto hace que muchos entrenadores que se inician con gran motivación, acaben quemados con pocas o nulas ganas de entrenar.

Estos entrenadores son cada vez más cuestionados e incluso discutidos por los mismos jugadores, que si no respetan figuras paternas menos respetaran a un entrenador. En un estudio de Dan Doyle, se citan algunos principios que pueden potenciar y hacer explotar el talento de los jóvenes jugadores. El primer dato es que son necesarias unas 10.000 horas de entrenamiento para poder automatizar un movimiento concreto. Esto, como debéis estar pensando, son muchísimas horas, por ello, es casi imposible llegar a ellas solo con las horas de entrenamiento habituales.

Los entrenadores y el talento 1Una de las claves de los entrenadores de formación, deberá ser motivar a sus jugadores y jugadoras para conseguir que utilicen su tiempo libre para suplantar esas horas que les faltan, y ya que estamos, que así los jóvenes utilicen su ocio de una forma sana y no delante de la televisión.

La segunda clave del éxito formativo de los jugadores de formación, es que el entrenador consiga la llamada «ignición», esto es que el jugador relacione una situación y sepa actuar en ella de forma autónoma. Esto es muy importante, ante todo para no crear robots, sinó jugadores que sepan reaccionar de forma correcta ante las mil y una situación en la pista.

La tercera es la confianza. Esto es un tema muy expandido, pero se trata de un pilar básico, el entrenador ha de ser capaz de transmitir una cierta confianza al propio jugador, más bien, que este se sienta confiado para continuar aprendiendo y superándose a él mismo.