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La soja constituye uno de los alimentos que ayuda a bajar el colesterol, popularmente conocido como “malo”. Es que tiene proteínas similares a las del huevo, la leche y la carne, y es la única que contiene aminoácidos necesarios para nuestro organismo.
Si realizamos una comparación entre la proteína animal con la de origen vegetal, podemos dar cuenta de que esta última se encuentra libre de colesterol, posee bajo nivel de grasas saturadas, y es rica en antioxidantes y vitamina, entre otros beneficios.
Menú de la semana: Albóndigas de soja 1¿Qué es el colesterol? Se trata de una sustancia soluble en grasa que se encuentra en todo el cuerpo, principalmente en el sistema nervioso central, el corazón, los intestinos, el hígado, los músculos y la piel. Cabe aclarar que el organismo necesita del colesterol para producir hormonas, por lo tanto, no todo colesterol es malo. El colesterol bueno se denomina HDL y el malo es el denominado LDL.
¿El LDL es orgánico o es producto de la mala alimentación? El colesterol malo puede darse a lugar a través de la ingesta de dulces, productos artificiales y frituras fundamentalmente. Pero también existen factores orgánicos que predisponen a las personas a padecerlo.
¿Cómo combatir el LDL de forma natural? Las frutas y las verduras al igual que los alimentos integrales son ideales para llevar una vida libre de colesterol malo. Entre ellas se encuentran la piña y el tomate, y como ya dijimos la protagonista de la receta de la semana, la soja.
Para preparar estas albóndigas de soja” necesitaremos: 4 puerros, 2 cebollas, 3 pepinos, 4 zanahorias, 3 ramas de apio, 2 cucharadas de harina, 250 gramos de soja, sal, nuez moscada y pimienta a gusto.
Como primer paso, debemos dejar en remojo la soja por aproximadamente 12 horas. Luego cortar en juliana las hortalizas y freírlas en una sartén a fuego lento por media hora. En ese instante, le añadimos la soja escurrida y cocinamos toda la mezcla por 15 minutos.
Posteriormente colocamos la preparación fría en una batidora de mano, junto con las dos cucharadas de harina y los diversos condimentos. Debemos batir hasta obtener una pasta homogénea, y con la misma formamos bolitas de aproximadamente 1 cm de diámetro.
Por último, disponemos las albóndigas en una fuente enmantecada para llevarlas a un horno moderado hasta que se encuentren bien doraditas. En el momento del servirlas en la mesa, podemos acompañarlas con una salsa liviana de queso azul o una vinagreta seca.