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Algún accidente vas a tener. Esa es la premisa máxima cuando iniciamos una ascensión, y es algo normal. La naturaleza, de hecho es lo que búscanos, está llena de peligros, y aunque tampoco se trata de ir con tanto miedo en el cuerpo que no se puede ni disfrutar, hay que ser conscientes de las posibles eventualidades que pueden ocurrir, y en su caso, saber afrontarlas.
Está claro que la primera consideración tiene relación con la prevención. La prevención lo puede todo. Ir siempre con un buen frontal, nunca se sabe que puede pasar, así como mantas térmicas y un buen botiquín resultan básicos, de hecho, es algo tan esencial como el agua o la mochila.
Primeros momentos en accidentes de montaña 1Pero no todo puede ser prevención, así que en el momento de un accidente debemos centrarnos en la triada mágica, esas tres acciones a las que debemos recurrir en el justo momento de un accidente: proteger, avisar y ayudar. Por ese justo orden.
Proteger: La primera reacción debe ser proteger, tanto a la persona accidentada como a nosotros mismos. Ya que en el primer momento de un accidente tenemos que limitar las posibilidades de que este vaya a más o de que haya más accidentados.
Avisar: En la era de la tecnología, una llamada al servicio de emergencias es muy simple, y además lo más fácil. Debemos dar de forma clara una visión de lo que pasa y donde sucede. Dar nuestras coordenadas de forma rápida, así como información de la persona o personas accidentadas (edad, enfermedades, estado… etc). Por supuesto, hay que dar la información de manera tranquila y ordenada, de ello depende que los grupos de socorro sepan que traer y dónde.
Ayudar: Más que ayudar, se trata de socorrer. Si vemos a algún accidentado debemos ayudar. Por ejemplo, localizar a una persona es vital. En caso de quedar sepultada por nieve, un 90% de las personas sobrevive si se desentierra en menos de 18 minutos. Por ello, localizar o ayudar a localizar es importante. De igual forma, si tenemos conocimientos de primeros auxilios también podemos ayudar, aunque a veces, simplemente una voz cálida y amiga puede hacer maravillas, y en eso, todos podemos ayudar.