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Bajar de peso muchas veces se transforma en una obsesión para personas que en realidad sólo tienen algunos kilos de más, pero también,  existen quienes recurren a cualquier método porque al bajar de peso reducen el riesgo cardiovascular o de alguna otra enfermedad como la diabetes.

Este tipo de creencia las hace recurrir a la cirugía,  algo que es totalmente un engaño, ya que por ejemplo la liposucción disminuye el volumen y quita algunos kilos pero  no se logran con ella  beneficios a nivel cardíaco o metabólico que sí se consiguen con dieta y ejercicio.

La liposucción lo que hace es eliminar las células grasas completas que se encuentran debajo de la piel pero no reduce el tamaño de aquellas que permanecen ni tampoco elimina la grasa que se encuentra acumulada en otros tejidos.

Recurrir a la cirugía para bajar de peso 1Según estudios realizados, para bajar de peso, prevenir la diabetes, cardiopatías e hipertensión los métodos tradicionales son los mejores, por ello el dictamen es menos calorías y mayor cantidad de ejercicio.

Por ejemplo, un estudio, publicado en la revista ‘New England Journal of Medicine’, dio detalles sobre cómo adelgazando se mejora la salud y se disminuye el riesgo de sufrir de diabetes y enfermedades cardíacas.

«La liposucción elimina las células grasas completas localizadas debajo de la piel pero no reduce el tamaño de las que permanecen ni disminuye la grasa que se acumula en otros tejidos, como el tejido muscular, el hígado o el corazón», «Puede ser necesario reducir el tamaño de las células grasas y el contenido de éstas en otros tejidos clave». explica Samuel Klein, doctor y profesor en la Facultad de Medicina y Nutrición de Danforth (EEUU) y principal investigador del estudio.

Un exceso en la grasa abdominal se encuentra asociado a un dificultad que tiene la insulina para poder regular el procesamiento de azúcares y grasas, lo que puede traer como consecuencia enfermedades tales como diabetes tipo 2 y altos niveles de hipertensión, lípidos y cardiopatias.

Es estudio también estuvo destinado a comprobar la eficacia de la liposucción en personas que presentaban obesidad. La finalidad era  evaluar la sensibilidad de la insulina tanto en el hígado como en el tejido adiposo,  siendo que algunas participantes tenían diabetes del tipo 2. La intervención quirúrgica pudo eliminar un 44% de volumen de tejido graso en el abdomen, en mujeres que poseían tolerancia normal a la glucosa y en un 28% en las que tenían diabetes tipo 2.

Pero, al cabo de unas 12 semanas de la liposucción no pudo verse ninguna mejoría en la sensibilidad a la insulina en los tejidos, lo que significa que el hígado no redujo la producción de glucosa, tampoco se produjeron cambios en los marcadores de riesgo coronario ni en otros como la presión arterial, niveles de colesterol o glucosa.

La conclusión es que a pesar de eliminarse una gran cantidad de grasa subcutánea no pudieron observarse beneficios a nivel médico.

Asimismo, también se pudo establecer que es posible eliminar una gran cantidad de grasa y hacerlo de una manera segura por medio de la liposucción, que no es lo que está está en discusión,  sino el hecho que se aconseja utilizar los métodos tradicionales de dieta balanceada y más ejercicio para el tratamiento de la obesidad.

Lo ideal entonces, sigue siendo consumir menos calorías de las que se queman y esto va más allá de la simple eliminación de células grasas por medio de la liposucción.