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Si haces ejercicio e intentas llevar una alimentación sana pero no notas disminución de tu peso corporal, es bastante probable que tu estilo de vida sea el culpable.
Las tensiones de la vida cotidiana pueden ser una de las causas por las que mucha gente no puede mantener el peso que quisiera. Los nervios y la ansiedad permanente atentan contra el peso normal.
Si lo que buscas es bajar de peso, estará totalmente contraindicado un ritmo de trabajo agobiante, situaciones de tensión o nervios.
Al parecer, habría dos explicaciones: La primera es la más visible y tiene que ver con la necesidad de calmar los momentos críticos con comidas. Muchos buscan en los alimentos grasos o en grandes cantidades de dulces la tranquilidad ante problemas cargados de tensión. Estar ansiosos va en contra de mantener una conducta alimenticia moderada y saludable.
La otra causa es hormonal. El estrés ocasiona que las hormonas segreguen mucha adrenalina y cortisol, como medida regulatoria para lograr un equilibrio del cuerpo. El cortisol es una hormona que inhibe la lipólisis, es decir atenta contra los procesos en los que el cuerpo quema grasas.
El sitio Fitness Online publicó que el estrés produce un desgaste de energía que el cuerpo intenta recuperar a partir del tejido muscular. Así, si bien se gastan calorías, éstas se recuperarán quitando músculos y sin perder grasa.
El ejercicio y la nutrición son los pilares para lograr la composición corporal deseada. Sin embargo, está claro que llevar una vida tranquila será una gran ayuda para mantener el peso deseado.
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Visto en infobae.com