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Hoy hablaremos un poco de psicología deportiva, y más concretamente de aquellos elementos que hacen que no podamos llegar a unos niveles altos de eficiencia y de resultados. La mayoría de veces, los problemas no son ni físicos ni de entrenamiento habitual, simplemente que nos creamos pequeñas barreras que son imposibles de superar, y eso, hace que nuestro rendimiento baje considerablemente, y por tanto, en el fondo, son esos elementos negativos los que se interponen entre nosotros y el éxito.

La mayoría de estos retos son mentales, y por tanto psicológicos. Una historia que me gusta explicar es la de Roger Banniste. No hace falta que explique mucho sobre uno de los más laureados atletas del deporte moderno, y que aunque ya tiene sus años, aun sigue vivo en su Inglaterra natal. Roger Banniste era un corredor, su especialidad era la milla.

Retos mentales 1

Durante más de 100 años, ningún deportista consiguió bajar de los 4 minutos en velocidad haciendo la milla. Era tal el reto, que se llegó a indicar que era físicamente imposible, que humanamente nadie podía bajar de ese tiempo. Tal era el circo que había alrededor de ello, que los comentaristas deportivos, los atletas más reputados y los entrenadores tenían pánico a la llamada «milla milagro». Sin duda, estamos ante uno de los paradigmaslimitantes más grandes de la historia del deporte.

Sea como fuere, Roger Banniste consiguió batir el récord en el 54, en las pistas de Iffley Road en Oxford. Había 3.000 espectadores presenciando la prueba, y Bannister logró la victoria en la milla con un tiempo de 3:59,4 siendo el primer hombre en la historia en bajar de los 4 minutos.

Hasta aquí podríamos hablar de un caso de superación y éxito, pero estamos hablando de limitaciones mentales, de retos. Así que la historia continua:  lo sorprendente fue que en los 7 meses siguientes, 40 atletas más, liberados ya de ese pensamiento, bajaron también de los 4 minutos.

La conclusión es que detrás de esa «milla milagro» de esa prueba que nadie jamás podría superar, solo había humo, y que en el momento en que pasó a ser algo «humano», los demás deportistas, en tan poco tiempo, pudieron superar también ese reto. La demoledora moraleja es que somos aquello que pensamos.