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Dentro del agua nos sentimos mas livianos y podemos movernos con mas facilidad, esto es así porque en un medio líquido la fuerza de gravedad es menor y por tanto pesamos menos, lo cual permite ejecutar movimientos aunque no se tenga la musculatura en condiciones.
Aprovechando esto la terapia acuática se aplica para restaurar la salud de personas afectadas por una amplia variedad de problemas físicos y psíquicos o mejorarla cuando la recuperación total no es posible.
Desde el enfoque de la fisiología la terapia acuática busca mejorar la movilidad articular, el equilibrio, la resistencia cardiovascular y aumentar la tonificación muscular, entre otros.
Desde una perspectiva psicológica, proporciona sensación de bienestar, mejora el funcionamiento cognitivo, la capacidad de aprendizaje y de adaptación motora, fomenta el interés y la confianza en uno mismo así como la noción de independencia.
Como en cualquier tratamiento es preciso someterse a un examen médico previo antes de su aplicación, especialmente si se tienen problemas cardíacos o circulatorios.

En que consiste la terapia acuática

terapia acuáticaLa terapia acuática consiste en un plan de ejercicios personalizado para personas con problemas de salud y dirigido por un profesional sanitario, que bien puede ser un fisioterapeuta u otro especialista.
Puede resultar beneficiosa en un amplio abanico de casos: pacientes hemipléjicos con problemas de espasticidad o rigidez muscular, personas con lesiones traumatológicas o neurológicas, afectados de fibromialgia, osteoporosis u obesidad, es decir, discapacitados psíquicos y físicos de distinta índole y de cualquier edad, desde bebés hasta ancianos.
Una sesión de ejercicios puede durar entre 30 y 45 minutos, comprende entre 5 y 10 minutos de calentamiento en los que el cuerpo se adapta al medio y a su temperatura, a esos minutos de preparación les sigue el programa de ejercicios propiamente dicho.
Habitualmente, se aplican varias de estas sesiones a la semana durante unos seis meses, según lo que indique el profesional que traza el plan para cada paciente. Además, esta terapia puede aplicarse de forma complementaria a otros tratamientos que procedan en cada caso, incluyendo la rehabilitación convencional.
No es necesario saber nadar para poder gozar de los beneficios de la terapia acuática, ésta se realiza en piscinas que se encuentran en instalaciones cerradas con agua templada y a una temperatura mínima de 30 grados.
Es preciso aclarar que el programa seguido es diferente al del AquaFitness practicado en muchos gimnasio y dirigido a personas sanas o con problemas de salud leves.
Tampoco se la debe confundir con la hidroterapia que consiste en la aplicación de baños,  totales o parciales, con aguas de distintas temperaturas y/o presiones como agentes terapéuticos.
Como ocurre con cualquier actividad física, es importante comer una hora y media antes o después de cada sesión, para asegurar que se haya realizado la digestión.