En los últimos años el llamado “ataque de pánico” o “trastorno del pánico”, se ha transformado en un tema recurrente. Una nueva patología de la sociedad moderna que puede afectar a cualquier persona, sin importar sexo, condición social o edad.
Pero, veamos primero de que se trata esta enfermedad.
Cuando ocurren los primeros episodios, los síntomas suelen presentarse sin un motivo aparente que los genere. Posteriormente van agregándose crisis
asociadas a lugares o a situaciones particulares, como salir de casa, quedarse solo, espacios con mucha gente o espacios cerrados.
Como consecuencia de estas crisis la persona comienza a sentirse preocupada ya que no desea volver a experimentar una situación igual nuevamente y la tendencia es entonces la de evitar situaciones y lugares que asocia a un eventual nuevo episodio.Una experiencia extremadamente desagradable que es acompañada por un intenso miedo y el deseo de huir.
La lógica consecuencia de este tipo de cuadro es un estado de temor llamado “Ansiedad Anticipada” y así la persona comienza a desarrollar conductas para evitar situaciones diversas denominadas como “Agrofobia”, con el objetivo de no estar expuesto al riesgo de vivir momentos que puedan generar el riesgo de nuevas crisis de pánico.
El ataque de pánico suele darse entre la segunda y tercera década de la vida, sin embargo, puede presentarse a cualquier edad inclusive en niños.
Por otra parte, cabe destacar que el trastorno de pánico afecta con más frecuencia a personas que sufren de otras enfermedades relacionadas con los estados de ánimo, como depresión o bipolaridad o también ansiedad, ansiedad social y los casos de estrés post-traumático.
Algunos de los síntomas que con mayor frecuencia pueden presentarse ante un ataque de pánico son:
- Mareo, inestabilidad y sensación de vacío en la cabeza
- Temor a desmayarse
- Sensación de debilidad
- Sudor, temblores o escalofríos
- Temor a morir o a perder el control
- Opresión en el pecho, palpitaciones
- Palpitaciones y pulso acelerado
- Sensación de ahogo y falta de aire
- Malestar general
Asimismo, esta enfermedad presenta 3 elementos característicos o principales:
- Las crisis de pánico recurrentes: Es la principal de trastorno caracterizándose por crisis de angustia extrema, comenzando de forma brusca y sin un motivo aparente que la genera. Los síntomas físicos son intensos, sensación de muerte, descontrol y estado de terror. Cuando la enfermedad avanza pueden producirse crisis de una intensidad más limitada que la persona siente que puede llegar a controlar. Estas crisis suelen pasar desapercibidas y esto favorece el hecho de que los síntomas persistan de forma residual trayendo como consecuencia recaídas.
- La ansiedad anticipatoria: Esta etapa suele caracterizarse por un estado de permanente preocupación temiendo que las crisis se repitan y aumenta la ansiedad cuando el paciente debe enfrentarse a alguna de las situaciones a las cuales le teme, siendo uno de los síntomas que mayor sufrimiento le produce, porque la acompaña continuamente.
- Las conductas de Evitación (Agorafobia): La persona tiende a evitar todas aquellas situaciones o sitios que puedan estar asociados a nuevos episodios, por ejemplo el evitar viajar solo o simplemente salir de casa, los espacios cerrados, o demasiado concurridos, reuniones sociales, cruce de túneles e inclusive el transporte público.
Se intenta evitar situaciones o lugares que se asocian con nuevos episodios, o bien, con la dificultad de huir o recibir ayuda oportuna en caso de una nueva crisis, Ejemplos comunes son evitar salir o viajar solo, espacios cerrados, muy concurridos o aislado, reuniones sociales, usar transporte público y cruzar túneles.
Las causas de los ataques de pánico son variadas entre ellas:
- Las biológicas:Existen estudios que han llegado a determinar la existencia de una mala regulación de las funciones del sistema nervioso central, sobre todo una estructura denominada amígdala que es la encargada de regular la respuesta al miedo. La predisposición familiar pero no por heredarse la enfermedad sino por existir una mayor susceptibilidad a padecerla.
- Factores ambientales: Por lo general las personas que padecen esta enfermedad han enfrentado situaciones relacionadas estrechamente con abandono, separaciones, pérdidas u otros sucesos en su vida que han sido significativos, previos a iniciarse los síntomas. Pueden haber sido situaciones enfrentadas en la infancia o adolescencia
- Las psicológicas: Se ha detectado que las personas que padecen de ataques de pánico toleran menos aquellas situaciones en las que creen amenazadas sus relaciones interpersonales importantes. Existiendo un antecedente de familia aprensiva y sobreprotectora. Por otro lado enfrentar las crisis de pánico genera inseguridad y una importante dependencia.
Existen factores importantes que facilitan los episodios de crisis de pánico como por ejemplo:
- El consumo de algunas drogas
- Consumo de alcohol de manera excesiva
- El síndrome de abstinencia de alcohol
- La ingesta de “pastillas para adelgazar”
- Consumo de forma excesiva de cafeína (bebidas cola y café)
- El consumo de tabaco
- Problemas de la tiroides, bruscas bajas de la presión arterial, asma y problemas del ritmo cardíaco
- Realizar ejercicio físico extenuante
- Trasnochar en exceso
- Estrés
Existen variados tratamientos para controlar los ataques de pánico e incluyen medicamentos especiales, psicoterapia, comprensión a través de la educación acerca del trastorno. Siempre se consiguen mejores resultados cuando se combinan varios tratamientos.
Por lo general en un etapa inicial del tratamiento se utilizan fármacos con el propósito de corregir la falta de regulación biológica que es característica de esta enfermedad. Se busca en esta primera etapa superar los temores y esto puede lograrse en un período de tiempo corto, de unas ocho semanas, manteniendo el tratamiento con medicación durante por lo menos un año para evitar cualquier recaída.
Se aconseja siempre un tratamiento que sea integral con medidas de auto cuidado para eliminar las molestias y tener un buen pronóstico a largo plazo. La constancia es un factor importante para un buen resultado y la suspensión prematura del tratamiento es una de las mayores causas de recaídas posteriores.
Los factores que pueden causar recaídas en esta patología son siempre aquellos que no fueron tratados totalmente como las crisis de pánico leves o las conductas de evitación, que se encuentren presentes algunos de los factores de riesgo como un mal funcionamiento de la tiroides o tabaquismo y todas aquellos factores que no fueron bien resueltos como los duelos no elaborados de forma suficiente.
Por último, como medidas de auto-cuidado es importante la información, comprender lo desagradable que es una experiencia de ataque de pánico pero que no es peligrosa ni involucra riesgos inmediato. Entendiendo además que si se detienen los pensamientos asociados al miedo los síntomas tienden a disminuir.
Para aquellas personas que tienen un familiar con este problema es fundamental aceptar que es una enfermedad que requiere tratamiento especializado, ayudando al paciente a tomar consciencia de ésto para que realice cuanto antes una consulta.
Si deseas leer más artículos parecidos a ataque de pánico te recomendamos que entres en nuestra categoría de Enfermedades o nos leas en Facebook, Google+ o Twitter.
Me gustó mucho la información, es tal como se indica, yo padecí de pánico con agorafobia durante tres años, con tratamiento psiquiátrico y psicológico. Realicé la terapia conductual, que ayuda a enfrentar los miedos y por suerte y con mucho perseverancia y esfuerzo pude salir adelante y hoy tener el alta médica. No fue nada fácil, pero sí tiene cura, como también es importante obtener la información necesaria para saber que está pasando en nuestro cuerpo y lo más importante aún que no nos vamos a morir de pánico.