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Siempre que hablamos de obesidad nos vienen a la cabeza las hamburguesas de Mc Donald´s, los perritos calientes y las pizzas.

También decimos que el estilo de vida que llevamos no permite cocinar bien y que mal comemos picando entre horas o comprando alimentos envasados y congelados que no son nada saludables.

Efectivamente, todo esto es verdad. La falta de tiempo añadido a la facilidad para conseguir comida rápida y preparada que nos permite descansar algo más, no contribuye a una alimentación sana.

chorizos

Sin embargo, la obesidad no solo está producida por el estilo de vida presente.

La comida tradicional en muchos casos tiene mucho que ver en la mala alimentación y en hábitos nada saludables para el cuerpo.

Siempre se ha hablado de comer de cuchara o que los guisos y comidas de antes eran lo mejor para la salud.

Pues bien, esto no siempre es asi.

Antiguamente las mujeres no trabajaban y se dedicaban a las tareas del hogar, entre las que se incluía la cocina.

Esta cocina incluía una serie de alimentos como las legumbres, que son muy beneficiosas en su justa medida, pero también chorizos y morcillas entre otros, que no son tan beneficiosos.

Poca gente se ha molestado en poner estos alimentos en cuestión porque, en verdad, gustan a mucha gente.

Sin embargo, muchas personas de aquella época sufren ahora de colesterol y triglicéridos altos.

La grasa del cocido, los chorizos, la morcilla el pan en grandes cantidades, son alimentos muy tradicionales, especialmente en los pueblos, pero también muy relacionados a enfermedades coronarias si se consumen en grandes cantidades.

El hecho de que hayan sido consumidos durante muchos años no quiere decir que sean la mejor elección.

No quiere decir tampoco que no los consumamos nunca, pero siempre que lo hagamos, debemos hacerlo con mucha moderación quizá un día a la semana y poco más.

Además de ser una barrera para perder peso, pueden llegar a obstruir de modo serio nuestras arterias y provocarnos a la larga enfermedades que no queremos sufrir.

Por eso, aunque lo tradicional siempre goza de nuestra simpatía, mejor revisar y prevenir antes que curar