Todavía tendremos que esperar algo de tiempo antes de ver a los taxis autónomos circulando por nuestras ciudades. Recientemente, un vehículo autónomo de la compañía Uber se ha visto implicado en un accidente mortal en los Estados Unidos. Según la compañía, el vehículo iba en modo autónomo en el momento de la colisión, con un operador sentado ante el volante. La empresa ha decidido suspender momentáneamente su programa de circulación de coches sin conductor.

Este accidente corre el riesgo de convertirse en un golpe mortal a la reputación de esta tecnología, mientras que sus defensores estiman que el vehículo autónomo sería todavía más fiable que el humano. Más allá del problema de la seguridad, el coche autónomo tiene todavía muchos obstáculos que sobrepasar. ¿Serán los vehículos sin conductor lo que deseamos que sean para nuestro futuro? Intentemos responder a esta y a otras preguntas.

La cuestión de la seguridad

No es un accidente el que vaya a ponerlo todo patas arriba. Es verdad que podría enfriar los impulsos eufóricos de la compañía Uber, pero no demuestra de hecho que los coches autónomos sean peligrosos. Ciertamente, esta tecnología sigue siendo más fiable que un conductor humano. No es porque haya habido un accidente que vaya a suponer el fin del coche autónomo.

Coche sin conductor

Hoy en día, desde un punto de vista comercial, encontramos sistemas de nivel 2 (ayuda a la conducción), de nivel 3 (en el que el conductor delega la conducción en situaciones predefinida)s. Todos los sistemas a día de hoy requieren conservar las manos en el volante, puesto que el riesgo cero no existe nunca.

Problemas técnicos

El vehículo autónomo todavía no está a punto. No conviene soñar demasiado rápido, los taxis autónomos no van a reemplazar de inmediato a los conductores de la compañía Uber. todavía queda mucho trabajo por realizar, como mejorar los sensores. Los fabricantes tienen previsto esta mejora tecnológica a partir del año 2020, cuando lancen sus modelos de serie. De momento, la compañía Google, Uber y otras están de pruebas. En realidad utilizan sensores sobre el techo del vehículo.

La arquitectura electrónica también debe cambiar para que la información circule más rápido cuando un peligro haya sido detectado. Con la tecnología 5G, las alertas sobre el entorno serán mucho más rápidas.

El freno psicológico

Para algunos, dejar que el vehículo autónomo conduzca en lugar del conductor no es una cuestión fácil de digerir. El freno psicológico es seguramente el más difícil de eliminar. Mientras no se haya probado, no se sabe de qué se está hablando realmente. Ante un vehículo autónomo, existen dos tipos de reacciones, las de aquellos que se agarran al volante porque tienen miedo, y la de aquellos que intentan darse cuenta de que el vehículo reacciona bien.

Los primeros no se subirían probablemente jamás en uno de estos vehículos autónomos, pero a largo plazo, el interés de esta tecnología, es la de poder habilitar taxis que cuesten 3 veces menos. Esto debería cambiar la opinión de más de uno de los detractores que existen actualmente.