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La dieta macrobiótica es la dieta más cuestionada por algunos nutricionistas, dado que más que una dieta es un estilo de alimentación con una fuerte influencia del sistema de alimentación vegetariano. Además la controvertida dieta macrobiótica se basa en dividir los alimentos en dos tipos, por un lado se encuentran los alimentos yin y por el otro los alimentos yan.
Los primeros están prohibidos o se consumen muy reducidamente al inicio de un estilo de alimentación macrobiótica, debido a que estos alimentos poseen una energía que debilita el organismo, entre los cuales se pueden mencionar los siguientes: el azúcar con todos su derivados, bebidas alcohólicas, frutas tropicales, conservas, carnes de cualquier tipo, embutidos, lácteos y sus derivados, huevos, pan y todo alimento que posea vitamina C o ingredientes químicos en su elaboración.
La controvertida dieta macrobiótica 1Los segundos en cambio, son aquellos a los que la dieta macrobiótica le atribuye poderes de energía positiva para el organismo, es por ello que se los puede consumir en todo momento, siempre y cuando su cocción sea al vapor y se los condimente únicamente con sal marina, dejando así de lado la sal común de mesa. Entre los alimentos yan se encuentran: los cereales como el maíz, la cebada, la avena, el trigo y el centeno. Las verduras deben ser cosechadas de granja donde no se utilicen pesticidas, algas marinas y en raras ocasiones pescado. El consumo de líquidos también debe ser reducido en la dieta macrobiótica.
Pero hay que tener cuidado con esta «dieta» dado que ante la ausencia de carnes, huevos, pescados y lácteos, los nutricionistas alertan sobre el riesgo de padecer anemia, falta de calcio, deshidratación y problemas neurológicos por la falta de proteínas, líquidos y vitaminas esenciales como la B12. De esta forma aconsejan que quienes lleven adelante esta dieta deben ser persona sanas y con una actividad física reducida. Aunque como siempre indicamos en esta sección, es fundamental contar con un control médico estricto.
Ese pensamiento es muy distinto al de los defensores de la dieta macrobiótica, que está basado en que lo que enferma el cuerpo es la saturación de proteínas y grasas, por lo tanto, los nutrientes son menos importantes que el aspecto energético que los alimentos proporcionan, en especial los ácidos grasos que aportan las semillas y las frutas secas.