Practicar un deporte con regularidad es algo sano para todos. Sin embargo, es bueno saber prepararse, pero también recuperarse, tras un esfuerzo físico intenso. Las necesidades del cuerpo aumentan, tanto en oxígeno como en energía y en líquidos.

Por eso es primordial conocer cómo controlar el tiempo de recuperación, si es que no queremos sufrir las consecuencias al día siguiente, tras la práctica de un esfuerzo físico de cierta intensidad.

La recuperación física tras el ejercicio intenso 1Durante el esfuerzo, nuestro cuerpo consume mucha más energía que en reposo. Para recuperarse se debe comenzar por concentrarse en la alimentación. Las reservas de azúcar han bajado, por eso es bueno escoger alimentos a base de glúcidos, preferentemente alimentos calóricos como el pan, las frutas, y las barras energéticas.

Las frutas ricas en vitamina C, en particular, participan activamente en la recuperación. Para volver a llenar las reservas de energía, los azúcares lentos son los buenos. No dudéis a la hora de comer un plato de pasta o de arroz en la cena, evitando las carnes rojas y los platos con demasiadas grasas.

La hidratación es también clave en la recuperación, por eso se recomienda beber bastante agua, concretamente mineral, con el fin de recuperar las sales minerales perdidas con la sudoración.

Un deportista de alto nivel puede perder 10 litros de agua transpirando, por eso para favorecer la hidratación, conviene beber preparados energizantes o hipertónicos, puesto que son excelentes productos a base de azúcares rápidos, que ayudan a la recuperación.

Evidentemente, tras el esfuerzo, no hay nada como una buena ducha y un poco de descanso, pero cuidado, se debe esperar unos 20 minutos antes de la ducha, el tiempo suficiente para que la temperatura del cuerpo caiga de unos grados, y vuelva a su nivel normal.

Concretamente, una vez que habéis dejado de transpirar, es el momento para ir a ducharse. Y, si es posible, intentad daros un baño caliente con aceites corporales relajantes, a base de plantas, antes de iros a la cama. Vuestros músculos estarán más relajados, y las venas más dilatadas, lo que os ayudará a descansar mejor.