A estas alturas de la película, nadie se extraña de la especificidad de cosméticos y productos de belleza e higiene personal, tanto para el hombre como para la mujer.
El hombre requiere una serie de geles, cremas y demás, concebidos exclusivamente para su tipo de piel. No es una cuestión de egoísmo, sino de adaptarse a los requerimientos específicos que los hombres necesitan en cada situación.
La cuestión del afeitado facial es exclusiva de los varones, así como la piel dañada por la cuchilla. Los productos de cosmética femenina no están hechos para combatir este tipo de sintomatología masculina.

Limpieza de la piel

Comencemos reconociendo que es mucho más atractiva una piel que no está dañada por el afeitado, sin vellos enconados por culpa de una mala exfoliación, y plagada de pequeñas imperfecciones.
La cuestión es la de intentar eliminar las pieles muertas que envejecen el rostro y dan el aspecto de poco saludables. Para tener una piel perfecta, debemos lavarla convenientemente, todos los días.

¿Cómo lavarse correctamente la cara?

Lo primero de todo es humidificar la cara con un poco de agua. Después, aplicamos un gel suave, adaptado a nuestro tipo concreto de piel, haciendo pequeños masajes con la punta de los dedos, e insistiendo un poco más en las zonas del afeitado.
En un tercer momento, nos enjuagamos bien. Estos gestos tan sencillos no nos llevan mucho tiempo, y los resultados son más que visibles en poco tiempo.
Limpiar la piel a fondo 1No olvidemos de secarnos muy bien la cara. Lo que no debemos hacer nunca es dejar que la cara se seque al aire, porque al final, la piel se reseca.
Esta mecánica, que debemos hacer por las mañanas, también debe repetirse por la noche, tras un día de labor.
Por la mañana se elimina el exceso de grasa que segregamos durante el sueño y, por la tarde, se eliminan los restos de contaminación, de polvo y suciedad acumulados durante el día.
Una o dos veces por semana deberíamos someternos a un peeling facial completo. De esta forma podemos eliminar los puntos negros, y las pieles muertas que terminan produciendo irritación y vellos enconados.
Una vez que hayamos lavado a fondo la piel de la cara, la secamos a conciencia y nos aplicamos la mascarilla exfoliante. Cuando esté seca, nos damos un pequeño masaje con movimientos circulares. Con este ejercicio de masajeo, conseguimos eliminar buena parte de las pieles muertas del rostro. Después, nos enjuagamos bien, nos secamos la cara, y extendemos una buena crema hidratante por toda la cara.
Este tipo de tratamiento facial nos ayuda de abrir los poros de la piel. La mascarilla exfoliante aspira las impurezas y vuelve a cerrar los poros que ya están limpios.
Si solamente abrimos los poros, estaremos dejando el paso libre para la aparición de puntos negros. Por esta razón es muy importante que apliquemos una mascarilla, tras el peeling inicial.
El método es muy simple: primeramente extendemos una capa gruesa por toda la cara, evitando siempre el contorno de los ojos, dejamos secar, y luego nos enjuagamos muy bien. Con esto ya estamos listos para lucir un rostro resplandeciente, sano, y lustroso ante los demás.