Un nuevo deporte acaba de hacer su aparición: el slackline. Se trata de andar sobre una cuerda, y sin perder el equilibrio. Es evidente que hace falta una gran experiencia antes de poder efectuar un salto, sin embargo, los debutantes llegan, tras algunas horas de entrenamiento, a efectuar ciertas acrobacias.

Una cuerda, dos puntos de anclaje, por ejemplo dos árboles, y un poco de equilibrio: no es necesario nada más para practicar este nuevo deporte que viene de los Estados Unidos. El slackline fue inventado por un grupo de saltadores de California. Desde entonces, cada vez son más las personas que se interesan por este nuevo deporte.

El material es muy asequible. El set para la práctica del slackline cuesta entre 40 y 50 euros. Consiste en una cuerda gruesa de 15 metros, un tensador, y un protector para los árboles. Se recomienda que los principiantes usen una cuerda de 5 cm de grosor.

Los espacios verdes para la práctica del slackline 1La cuerda se puede instalar en cualquier parte. El montaje es sencillo. En cada set se encuentra un manual para su instalación al aire libre. El principio es simple: basta con tener dos puntos de anclaje, que normalmente son los árboles.

No obstante, los árboles utilizados para fijar la cuerda deben ser rígidos y tener un mínimo de 30 cm de diámetro. Entre la cuerda y la corteza del árbol, siempre hay que poner una protección, como por ejemplo un trozo de moqueta, para no dañar el árbol.

Para los principiantes, se recomienda fijar la cuerda a la altura de las rodillas. En cuanto a la tensión de la cuerda, existe una regla muy sencilla: cuanto mayor es la tensión de la cuerda, más fácil es andar sobre ella.

Ante todo, paciencia

Por lo general, el entrenamiento se hace descalzo. La persona que intenta encontrar el equilibrio sobre la cuerda por primera vez, comprenderá enseguida que el slackline no es tan fácil a como uno se pensaba. Al principio las caídas son frecuentes, lo que es normal, y también forma parte del juego.

Por eso es importante aprender a elegir una superficie de suelo mullida. Con un poco de perseverancia, se progresa a gran velocidad. La finalidad es, en un primer tiempo, aprender a mantenerse de pie sobre la cuerda, con los dos pies puestos encima, y después alternando el pie derecho y el pie izquierdo.