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Nuestras características físicas marcan y determinan en muchos aspectos nuestro rendimiento y nuestra adaptación a los deportes. Es evidente que una buena altura nos ayudará sobradamente en el baloncesto, o que una baja altura nos será más adecuada parar correr en moto. Además, todos hemos oído hablar y leído sobre las fibras lentas y rápidas de nuestros músculos, que nos determinan en que tipo de resistencias seremos capaces de dar mejores resultados.
Pero incluso, hay muchos más elementos distintivos que pueden llamarnos la atención, por ejemplo, según un reciente estudio de Sabrina Lee, de la Universidad Simon Fraser en Vancouver y la Piazza Stephen Universidad de Penn State los pies también pueden ser un elemento importante a tener en cuenta, de hecho, se dedicaron a observar las diferencias en los pies de los velocistas, a fin de comprobar si estos tenían diferencias manifiestas que pudieran determinar una predisposición genética a la velocidad.
Los pies del velocista 1Por ejemplo, comparando pies se encontraron con que los dedos de los pies y la palanca del tendón de Aquiles era más corto, notablemente corto, y que esto determinaba un mejor agarre en el suelo y un 40% más de de fuerza en la pisada. Este estudio de hecho, ayudó a estudiar justamente la palanca del tendón de Aquiles.
Aún así, hay que mencionar que el estudio se fraguó con una muestra (número de atletas y no atletas estudiados) bastante baja, y que por tanto sus conclusiones no pueden ser del todo determinantes ni concretar que este elemento sea definitorio.
De hecho, si nos fijamos en la historia del deporte, y más concretamente en el atletismo, vemos que lejos de los mitos, la mayoría de atletas (sobre todo los europeos) muchas veces difieren de los estereotipos o de los tópicos que deberían ser físicamente para aguantar sus respectivas modalidades.
Lo mejor por tanto es salir a la pista y ver en que somos buenos y en que podemos mejorar