En paralelo con el trabajo de la parte superior del cuerpo, se trata de un grupo muscular que muchos deportistas se olvidan de practicar, pero que es importante cuidar: las piernas en general, y los muslos en particular.

La práctica de la musculación es hoy en día una actividad muy extendida entre un público muy heterogéneo, y para unos objetivos de bienestar, de forma física y mental, de rendimientos, de estética, o de reeducación. En gimnasio, la estética es el rey. Para ello, muchos hombre se ejercitan en desarrollar sus pectorales, brazos, o abdominales, hasta el extremo de afirmar así su masculinidad y virilidad.

No obstante, el desarrollo físico de cada persona debe hacerse en un equilibrio y armonía de los volúmenes musculares y también de las fuerzas.

Las articulaciones

En esta óptica nos vamos a detener en el trabajo de los muslos y de los isquiofemorales y glúteos. El desarrollo de los muslos pasa inevitablemente por la realización de ejercicios que ponen en juego las articulaciones de las rodillas, caderas y tobillos para ejercicios completos o únicamente de las rodillas con ejercicios analíticos.

MusculaciónPara la puesta en activo de los músculos extensores de las articulaciones de la cadera, la rodilla, los tobillos, el tronco y los abdominales, el squat es un ejercicio ideal desde el punto de vista muscular y motor.

La especificidad de la postura adoptada y las contracciones musculares son parecidas a muchos gestos deportivos y cotidianos.

El squat pone en activo los cuádriceps, los glúteos (grande, pequeño, y mediano), los músculos espinales (lumbar fundamentalmente), los isquiofemorales, el gran abductor, el pequeño abductor, el mediano abductor, el tríceps sural y los abdominales.

El trabajo muscular de las piernas, y concretamente de los muslos debe ir siempre a la par con el trabajo muscular de la parte superior del cuerpo. No debemos olvidarnos nunca que en musculación se trata de una cuestión de armonía y proporción.