La primera causa de accidentes en la vida corriente son la caídas, y estas son más frecuentes y perjudiciales de lo que podríamos pensar. Cada año, cerca de medio millón de personas mayores sufren algún tipo de caída.

Son muchos los factores que contribuyen a aumentar el riesgo y la gravedad de las caídas. En todo caso, las personas mayores se ven implicadas en mayor número por culpa de una disminución en sus capacidades físicas. Mantener cierta actividad física ayuda a prevenir este tipo de accidentes. Veamos la forma más correcta de ponerla en práctica.

Las caídas en personas mayores de 65 años

Entre los factores que aumentan el riesgo de caídas, algunos están relacionados con el entorno: suelo deslizante, luz insuficiente, actividades de riesgo… y otros tantos que dependen de cada persona: disminución de la acuidad visual, debilitamiento muscular, problemas de equilibrio, mala coordinación, enfermedades o medicamentos responsables de vértigos y desenior caído en el suelo enfermedades… Las personas mayores son las primeras en verse implicadas en este tipo de accidentes. Un tercio de más de 65 años se cae al menos una vez al año, con consecuencias más importantes en función del aumento de la edad.

Tras una caída, la víctima suele cogerle miedo a continuar con el ritmo anterior. De esta forma comienza a limitar sus desplazamientos y adopta una postura poco natural que termina desequilibrándola y finalmente provocando una nueva pérdida del equilibrio.

Mantener la forma física y sus capacidades permite disminuir el riego de caídas, y sus consecuencias: los músculos amortizan el golpe, los huesos se debilitan menos, la persona afectada es capaz de levantarse sola. Una alimentación equilibrada, una consulta médica regular, y un entorno seguro permiten eliminar los demás factores de riesgo.

Moverse para estar en forma

La primera clave para limitar las caídas y sus consecuencias es la de permanecer en activo. El hecho de ir a comprar el pan, o el periódico caminando, subir las escaleras y dejar de lado el ascensor, cuidar el jardín, etc… o practicar ciertas actividades como pasear, ir a clases de gimnasia, montar en bicicleta, hacer natación, y por qué no, bailar en el salón de casa, ofrece muchos beneficios. Estas actividades permiten que se trabajen los músculos, y se dinamice la coordinación y el equilibrio.