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Al culminar las vacaciones comienza un nuevo ciclo que afecta el ánimo de muchas personas ya sean adultos o niños y según los expertos es necesario percibirlo como una etapa de aprendizaje ya que de lo contrario puede experimentarse tristeza, mayor irritabilidad y hasta pérdida del apetito o alteraciones del sueño y la concentración.

Regresar a la vida cotidiana, el trabajo, el colegio y las responsabilidades propias de cada uno puede traer consecuencias que desequilibran el estado emocional, un problema conocido como síndrome post-vacaciones o postvacacional.

Síndrome post-vacacionesLo importante según psicólogos y psiquiatras es buscar la manera de comenzar el nuevo ciclo con una gran dosis de ilusión. Así lo asegura la directora del grado en psicología de la Universidad Internacional de La Rioja, María Soria, que considera que ambos periodos son «dos caras de una misma moneda».

Esta profesional destaca lo importante que es “no percibir que el reanudar la rutina laboral o escolar significa una pérdida sino todo lo contrario, tomarlo como un nuevo ciclo que comienza que puede aportar un excelente aprendizaje.

En el caso de la vuelta al trabajo la experta afirma que “no debe concebirse como un aspecto penoso en el tránsito vital», ya que si esto ocurre el retornar a las rutinas tras las vacaciones puede generar un estado de ánimo donde la tristeza sea la causante de la irritabilidad, cambios en los hábitos alimenticios y varias alteraciones en la concentración, capacidad de atención y problemas para tener un buen descanso.

Ya en el caso de los niños puede verse que muchos pequeños tienen problemas en volver a integrarse a sus actividades mostrando en general un desgano por realizarlas. Por ello, Soria puntualiza que será necesario establecer a los pequeños nuevos objetivos y actividades que les resulten atractivas facilitando así el regreso a la normalidad.

También se recomienda volver a adoptar las rutinas que se relacionan con la alimentación y el sueño unos días antes de finalizar las vacaciones de forma que los últimos días de descanso sean similares a los que vendrán en el futuro, logrando así una transición menos traumática.

Nuevos retos, objetivos y actividades estimulantes también son de gran ayuda para retomar las rutinas de la vida laboral y estudiantil. Comenzar un nuevo curso puede aportar en los niños una dosis de ilusión importante, algo que también puede conseguirse a través de las compras que se realicen junto con el niño con vistas al inicio del nuevo año escolar, mientras que para los adultos el incentivo puede ser retomar alguna actividad que le cause placer o comenzar algo nuevo que le devuelva el deseo de restablecer las rutinas.