Sol, playa, piscina, viento… cada año se repite la misma historia: volvemos de las vacaciones con un pelo dañado, roto, y un cuero cabelludo resentido de tanta agresión externa. Para evitar este extremos desgaste, existen algunos medios sencillos, pero muy eficaces.

Las agresiones externas

Se trata de los rayos UV solares los que en gran medida son responsables de los daños ocasionados en el pelo y el cuero cabelludo. Atacando directamente a la keratina, el pelo se hace más poroso, seco y se rompe con mayor facilidad.

Sol y cabello: una mezcla peligrosa 1Efectivamente, la película hidrolipídica de la fibra capilar se altera. Cuanto más tiempo el cabello está expuesto al sol, mayor es el debilitamiento de esta protección natural, puesto que se hace más vulnerable a las agresiones externas.

Las escamas se levantan, y terminan rompiéndose, provocando una aceleración del proceso de alteración capilar.

Los rayos UV dañan las células del cabello, que son las que contienen la keratina, y los pigmentos naturales o artificiales (tinte) del cabello. El color se modifica y pierde su aspecto saludable.

Las vitaminas

Al igual que para la piel, el sol acelera el proceso de destrucción emprendido por los radicales libres, y la caída del pelo en los meses siguientes es inevitable.

Sabemos que el sol, en dosis razonables es muy bueno para el pelo. El calcio se fija mejor gracias a la vitamina D, el cuero cabelludo está mejor irrigado. El pelo crece más rápido, y es más fuerte. Por eso, y por todos estos beneficios conviene administrar bien los tiempos de exposición solar.

Con un pelo, más bien seco, no debemos dudar a la hora de usar productos protectores a base de aceite vegetal: karité, jojoba… También existen sprays protectores anti-UV.

Cubrirse la cabeza

El gorro de baño es necesario en la piscina, si queremos evitar los perjuicios ocasionados por el cloro. En la playa, cuando tomemos el sol, deberíamos ponernos un sombrero para cubrir la cabeza, y proteger el pelo.

Enjuagar y nutrir

En cuanto podamos, debemos enjuagarnos bien el pelo, bajo un buen chorro de agua dulce. Por la noche, usaremos un champú suave, capaz de eliminar todos los restos de sal, de cloro o de arena.

Y en el caso de tener un pelo excesivamente seco, lo ideal es extender una mascarilla hidratante y con alta proporción de nutrientes. No olvidemos que algunos minutos de cuidados al día, nos aseguran muchos meses de un pelo en buena salud.