Una de las cosas que más me han llegado a sorprender en las subidas a montañas, es la capacidad de mis compañeros y compañeras para almacenar en sus mochilas todo tipo de alimentos del todo contraproducentes con lo que viene a ser una ascensión alpina.
Debemos aclarar que una subida o una expedición es una práctica deportiva, y que por ello en parte, debemos acoplarnos a los estándares habituales del deporte en términos de alimentación. Sin ir más lejos, se empezarÃa por no permitir todo tipo de bebidas con gas, asà como alcohol. esto que parece tan simple, no lo es tanto, y son muchos los montañeros que utilizan bebidas gasosas como munición contra el calor y la sed, cuando lo más práctico es o bien el agua o para ser perfecto alguna bebida isotónica al uso.
En términos de comida más solida, es altamente recomendable llevar algo de chocolate, para en alguna parada o bajada de tensión recuperar energÃa rápidamente, de igual forma, también es muy recomendable los frutos secos, como siempre, las cosas en poca cantidad no son malas, pero en exceso si que pueden dar problemas, no hace falta un atracón de pistachos, con un par ya tenemos fuerza. Tampoco es recomendable cosas muy pesadas, como por ejemplo frito, y si cosas más ligeras.
En algunas zonas es muy usual llevar pan y algo de embutido, esto es algo fantástico, ya que nos dará la energÃa suficiente para continuar y no desfallecer. Lo que si está fuera de todo lugar es llevar comida en plan merienda campestre. Para este tipo de salidas montañero-costillada es más recomendable el senderismo o el excursionismo, asà como los merenderos y demás espacios habituados a estás prácticas. Pero para subir montañas de verdad no.
También hay que recordar, que mientras menos comida mejor, ya que aunque hay que llevar siempre provisiones por si hay algún contratiempo, no conviene comer en exceso, más bien lo suficiente para recoger fuerzas.