Mayo, hiperproteico, hidratos de carbono, Dukan, disociado… Los regímenes son muchos, pero independientemente de su nombre, toda dieta se basa en una sola idea: comer en cantidades menores para obligar al cuerpo a quemar sus reservas. Por supuesto, la realidad no es tan sencilla, y a menudo no se obtienen los resultados deseados.

Todos los regímenes prometen resultados rápidos, a través de programas sencillos y prácticas que no suelen ser muy saludables. Dado que por lo general es difícil hacer del régimen una fuente de alimentación definitiva, la primera cosa que se debe hacer es comenzar por ajustar la base de calorías de cada comida. No se trata de imponer una restricción severa de calorías, sino de encontrar el equilibrio adecuado.
Las necesidades reales

Siempre que es posible, tratamos de consumir la cantidad ideal de alimentos para que el cuerpo pueda funcionar normalmente. Sabiendo que todo lo que se come se utilizará durante el día, también, conviene saber cómo gastar correctamente la cantidad de calorías ingerida. Una caminata de media hora o montar en bicicleta sería suficiente para eliminar los kilos de más.

Perder-pesoLa ingesta de calorías varía dependiendo de cada persona. Para el 70 % de los hombre, que miden entre 1,60 m 1,70 m, la norma estaría entre las 1800-2000 calorías. Una vez que se alcanza esta ingesta de calorías, no se debería tener hambre.

Sin embargo, existen diferentes factores que determinan las necesidades diarias reales tales como peso, altura, sexo, edad… Mientras que para la mayoría, la necesidad es de alrededor de 2.200 calorías, aquellos que miden alrededor de 1,50 m, la referencia estaría alrededor de las 1.700 calorías.

Los hábitos alimenticios

El objetivo es tener una idea de lo que se entiende por una dieta normal. Evidentemente sería absurdo contar las calorías que se ingieren en cada bocado. Lo ideal sería jugar con su índice glicémico.

Conviene saber que cuanto más bajo es éste, mayor es la secreción de insulina. De esta forma, se controla mejor el hambre y se evitan los picos de insulina que suelen ir acompañados de unas ganas irrefrenables de comer.