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Después de duras horas en el gimnasio, de rutinas insufribles, del all boy, de la rutina soviética que te recomendaron el foro o de las rutinas que has leído en este blog, después de dos o tres meses, solo tienes agujetas y desesperación, ya que no hay manera de crecer. Te preguntas el porqué, y no sabes la respuesta, lo haces mientras te comes y vuelves a comer muchísima comida basura, lejos de una dieta acorde al entrenamiento que estás intentando realizar.
Esto, que le sucede a muchísimos novatos y no tan novatos, nos recuerda la importancia de una dieta acorde con lo que estamos entrenando. Es un tema muy recurrente y ampliamente tratado en foros y blogs, pero no deja de ser asombroso como muchos deportistas aún siguen comiendo verdaderamente mal y sus dietas no les permiten mejorar.
Comer con la cabeza 1La cuestión primordial es disfrutar. Existen miles de alimentos, solo hay que buscar aquellos que realmente nos sepan a manjares, para rápidamente matar el gusanillo. Es cierto que nada substituirá a la hamburguesa con patatas de turno, pero por ejemplo los frutos secos también nos pueden servir como placebo antes las ganas de comer.
La clave es esa, buscar y encontrar una serie de alimentos que nos proporcionen los porcentajes adecuados a nuestras necesidades de la rutina, y con ellos disfrutar de nuestra vida diaria. No vale la pena dietas amargas y sufridoras, de esa manera lo único que hacemos es amargarnos y abandonar más rápido.
No hay tampoco recetas ni dietas milagrosas, lo que es cierto es que algunas cosas las vas a tener que dejar de lado por obligación, y que ahí entra en juego tu fuerza de voluntad. En el fondo ya somos mayores, no se trata de que alguien te convenza, sino de ti mismo, si no eres tú quien confía y quien tiene la fuerza de voluntad necesaria para mantener tus rutinas y dietas, nadie lo va hacer, al fin y al cabo, tú escogiste este camino.