El día debe comenzar de la mejor manera posible, a través de un buen desayuno. Los rendimientos deportivos y el bienestar general se basan en un entrenamiento adecuado, pero igualmente en el respeto al equilibrio alimenticio. Se observa que el desayuno es algo de lo que los deportistas se olvidan, sabiendo que ahí está la clave de un buen reparto alimenticio para todo el día.

Veamos algunos consejos y explicaciones que nos ayudarán a no saltarnos este fantástico método energético. La victoria se prepara en el desayuno. El organismo está en ayunas desde la cena del día anterior, por lo tanto sus reservas energéticas están muy bajas. Por eso es importante proporcionarle todos los nutrientes indispensables para la práctica del esfuerzo.

La composición ideal

El desayuno debe aportar el 25% ó 30% de las calorías totales del día. Para optimizar esta comida, es importante cuidar bien y variar su composición.

Un buen desayuno debe estar compuesto a base de:

. una bebida para hidratar el organismo (café, té),

El desayuno del deportista 1. cereales (pan, cereales, tostadas) para el aporte de glúcidos complejos,

. fruta, zumo de frutas, compota… que representan una fuente interesante de vitaminas,

. un lácteo que aporte lo necesario en calcio,

. mantequilla o margarina para asegurar los aportes en ácidos grasos esenciales y vitamina A y E,

. un producto azucarado (miel, jalea, mermelada…).

La práctica de un deporte sin desayunar

Una insuficiencia en macronutrientes, concretamente en glúcidos y proteínas, condiciona el buen desarrollo de toda la jornada de un deportista. En efecto, la vigilancia, la atención y la concentración caen en la medida en que la sensación de hambre aparece en torno a las 11 horas. El riesgo es más elevado cuando el desayuno se hace más tarde o que el deportista se entrena a mediodía.