La dieta de la sopa se puso a punto hace algunos años en un hospital americano, con el fin de hacer adelgazar rápidamente a los pacientes obesos, antes de ser intervenidos quirúrgicamente. Se trata de una sopa de verduras con virtudes adelgazantes. También permite adelgazar sin riesgos, pero tras dos semanas de régimen se vuelve a recuperar el peso anterior.

Principio: La base de este régimen es una sopa llamada «quemagrasas» que se debe consumir en las comidas principales del día. Se trata de una simple sopa de verduras frescas que no debe mezclarse, ni ingerirse en puré (para que sea más saciante). El resto de la alimentación está compuesto por alimentos ricos en proteínas y sin grasa (queso blanco desnatado o yogur, pescado, carne magra) y fruta (en cantidad limitada).

También se utilizan complementos en cápsulas o en tisanas (té verde, piña, rabos de cereza), porque mejoran la pérdida de peso y la eliminación de las grasas. Un complejo multivitamínico también está previsto para combatir las eventuales carencias. El régimen propiamente dicho dura 7 días, seguido de un programa de estabilización de una semana igualmente.

Hombre bebiendo aguaCrítica: Este régimen puede seducir por su lado organizado y riguroso (los menús se imponen en cada comida). Pero no difiere mucho de un régimen hipocalórico equilibrado y severo (menos de 1000 kilocalorías por día durante la primera semana, 1200 kilocalorías en el segundo período de estabilización).

Este régimen puede ser interesante para personas que realizan poco ejercicio físico, pero puede resultar demasiado restrictivo para personas que se mueven con cierta frecuencia. Las virtudes atribuidas a la sopa-milagro están sobrevaloradas. Digamos simplemente que es una forma inteligente de consumir verdura y mucha agua.

El régimen de la sopa permite, por supuesto, perder peso. Pero como todo régimen demasiado hipocalórico, el volver a engordar una vez que se ha dejado de lado es inevitable, incluso después de haber seguido la fase de estabilización.