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En otras oportunidades ya hemos dado una definición de deportes extremos, son aquellas actividades de ocio que tienen algún componente deportivo y también incluyen una real o aparente peligrosidad en su práctica o por las condiciones difíciles a las que se someten los deportistas.

Y ese componente de peligrosidad es precisamente en el que se enfoca la psicología del deporte pues tienen una importancia fundamental a la hora de practicar actividades de riesgo.

La adrenalina es la que actúa a nivel de nuestro cerebro cuando practicamos un deporte extremo. Así, esta hormona secretada por las glándulas suprarrenales es la que se activa siempre que estamos ante una situación de peligro y hace que reaccionemos de manera instantánea preparando nuestro cuerpo para afrontar tal episodio.

Cuando la adrenalina se eleva nuestras funciones vitales se activan y esto puede sentirse a través de la aceleración del ritmo cardiaco, pues el organismo necesita de sangre para aportar más oxígeno y nutrientes a todos los órganos. También, pueden dilatarse las pupilas para dar una mejor visión ante el peligro.

Pero la adrenalina solo produce un estado momentáneo de euforia y máxima energía y capacidad de acción, ya que después sentiremos una sensación de relax, pero el factor principal, a nivel psicológico, en la práctica de deportes extremos es el manejo de la atención y también de la concentración.

Los atletas profesionales entrenan entre otras cosas su capacidad de concentración y atención y lo hacen para prevenir lesiones pero también con el objetivo de optimizar su rendimiento.

Los especialistas en psicología deportiva alertan sobre ese bienestar pasajero que genera la descarga de adrenalina, que no siempre parece ser el mejor camino para afrontar situaciones extremas desde el punto de vista de prevenir lesiones, pues una menta fatigada o con sus pensamientos centrados en algún problema reduce ostensiblemente la capacidad de concentración y focalización en la práctica deportiva.

Por ello, el deportista que no puede concentrarse debidamente no será capaz de detectar los indicadores de riesgos y por lo tanto el peligro de sufrir una lesión siempre aumenta.

Psicología del deporte aplicada a los Deportes Extremos 1

Estrategias para tener una mayor atención concentración

Existen sin embargo algunas estrategias que ayudan a conseguir una mayor atención y concentración que nos proporcionará un mayor y mejor rendimiento y lo más importante a través de eso podremos prevenir lesiones.

  • Hacer una auto-chequo antes de empezar la práctica: Cuando el deportista encuentra alguna preocupación que no le permite concentrarse o bien no debería practicar el deporte extremo de que se trate o en caso de hacerlo siempre practicar con calma.
  • Entrenar la mente: Así como se entrena el cuerpo es importante entrenar la mente a través de diferentes ejercicios para potenciar la concentración como por ejemplo la relajación, visualización y siempre prestando atención a todos los indicadores a los que se atendería ante una situación de peligro.
  • Identificar cada punto al que es necesario prestar atención: Dependiendo del deporte extremo elegido habrá que prestar atención a ciertos momentos claves que son aquellos en los que el deportita asume riesgos. Será necesario analizar los indicadores y centrar la atención en ellos.
  • Manejar el miedo: Un aspecto difícil de reconocer, pero también una emoción básica en mayor o menor medida todos los deportista deben lidiar con ella. El miedo surge cuando, la actividad supone un reto para las capacidades o habilidades que tiene el deportista para afrontarla.

Por último, es necesario tener siempre presente que la mayor prevención ante la práctica de un deporte extremo es hacer una buea valoración del riesgo y entonces adecuarlo al dominio de la técnica, la preparación física y sobre todo al control mental que la actividad requiera.