• Autor de la entrada:
  • Tiempo de lectura:3 minutos de lectura

El conflicto siempre está presente en nuestras vidas, en nuestras relaciones sociales y en todo aquello que hacemos cuando interactuamos con otras personas, que es en la mayoría de ocasiones de nuestro día a día. Por ello, no está de más que hoy repasemos algunos conceptos sobre ello, ya que en el deporte el conflicto juega un papel primordial en nuestro quehacer.

La información de la que hablaré gustará especialmente a entrenadores y coordinadores de deportes de equipo, ya que son ellos los que sienten con más crudeza el devenir de los conflictos. Debo decir, que mi visión sobre ellos es bastante dialéctica, esto quiere decir, que podemos construir una especie de escalera con ellos. ¿Porqué? Pues muy simple, a todos nos ha pasado que un comentario de un compañero nos ha hecho hervir la sangre, cuando si en verdad sacamos ese comentario del contexto y las personas puede ser algo muy banal y sin importancia.

Caminando hacía el conflicto 1Le damos importancia y generamos un conflicto cuando venimos de partidas anteriores donde ya hemos experimentado algunas pequeños conflictos y hemos sentido emociones y sensaciones que no nos han gustado. De hecho, el conflicto empieza con una incomodidad, algo que no es casi perceptible, y que solo la siente la persona en cuestión. En otro estado, el siguiente, entramos a notar insatisfacción, seguimos con un incidente, para acabar en un mal entendido, que nos lleva a la tensión y por tanto a una crisis que deriva en conflicto.

Hagamos un ejemplo, quizá lo más fácil sea acudir a un entrenamiento de equipo. En un momento dado el entrenador hace una apreciación sobre tu trabajo que te hace sentir incomodo, luego, más adelante ves como por el mismo error no dice nada a un compañero (insatisfacción). En un cambio de ejercicio te mete prisa y tu respondes (incidente). Luego, el entrenador hace un comentario global sobre otro jugador, pero tú te sientes directamente incriminado (malentendido). Notas como te está observando (tensión) y al final a la mínima explotas (crisis) y la respuesta a una indicación acaba siendo un conflicto en toda regla con insultos y gritos mientras te vas hacía la ducha expulsado del entreno. Un triste final que nos podíamos evitar detectando el primer paso de la escalera.