Una vez realizado el tatuaje, este empieza a cicatrizar suavemente, pero después habrá que cuidarlo para que mantenga unos bonitos contornos y colores vivos. Hoy proponemos una pequeña guía para el mantenimiento de los tatuajes a largo plazo, y los productos adecuados para que no pierdan su definición ni colores.

La cicatrización

Antes de acudir a un centro de tatuaje, necesitamos hidratar correctamente la piel los días previos a la intervención. Después, el artista os dará los consejos más adecuados. Normalmente, el tatuador aplica una pomada bactericida sobre el nuevo tatuaje y coloca un apósito que conviene mantener durante 24 horas.

Después, varias veces al día, se debe limpiar con agua templada y una solución antiséptica, pero sin poner el tatuaje directamente bajo el agua. Se debe secar al aire libre y aplicar una pomada cicatrizante e hidratante.

Debemos olvidarnos de tomar el sol, de bañarnos en el mar, o de acudir a una piscina o una sauna durante al menos 3 semanas. Por eso lo más natural es realizar un tatuaje durante el invierno.

Torso

El rasurado

El tatuaje no impide que los vellos vuelvan a crecer. Después de un mes, una vez la cicatrización terminada, podemos afeitar la piel de la zona sin ningún riesgo para el tatuaje.

Proteger el tatuaje y la piel del sol

El sol es el enemigo número uno del tatuaje. Reduce la intensidad de los colores. Para mantener un bonito tatuaje a largo plazo, debemos aplicar una protección total. Lo mejor es poner una crema solar con un índice de protección contra rayos UV de 50, pero si se temen las marcas blancas, un índice 30 puede ser suficiente.

Proteger el tatuaje del sol no se limita a las vacaciones en la playa. En función del lugar escogido para realizarse el tatuaje, una comida en terraza, el brazo apoyado en la ventanilla del coche cuando se conduce, una sesión de jogging, pueden ser perjudiciales para su correcto mantenimiento. No obstante existen cremas solares que se venden en stick, y que resultan prácticas y se pueden guardar en el bolsillo.

Sol, verano y tatuaje

No cabe duda de que los tatuajes se deben proteger cuidadosamente del sol. El contacto con los rayos UV sobre una piel recién tatuada tiene un riesgo creciente de inflamación o de alergia. Debemos evitar cualquier exposición directa al sol durante varias semanas después de tatuar la piel.

Si no podemos hacer otra cosa, debemos protegernos aplicando una protección total. Incluso si tenemos una piel mate, debemos escoger una crema solar o un spray solar con un índice de protección muy alto.

Debemos saber que incluso años más tarde, la zona en cuestión puede sufrir cualquier agresión solar. Además, los rayos UV provocan una decoloración del tatuaje. Los tatuajes expuestos al sol sin protección pierden todo su brillo, puesto que los rayos UV destruyen los pigmentos tatuados sobre la piel.

La correcta hidratación

El hecho de hidratarse cotidianamente no cambia en nada el tatuaje, pero una piel bien nutrida lo convierte en un adorno mucho más bonito. La crema hidratante mejora la apariencia, preservando los colores y los contornos. Además, nutre la piel con nutrientes y vitaminas. En cualquier caso, siempre debemos optar por una crema o un bálsamo natural.

Las reglas que se deben respetar

Las reglas que debemos respetar inmediatamente tras realizar el tatuaje son de una importancia primordial. Para evitar la difusión de gérmenes, el tatuador desinfecta la zona y la cubre con un film transparente. Esta protección conviene retirarla al cabo de 6 a 8 horas, para dejar que la herida respire.

La zona en cuestión se debe limpiar posteriormente y aplicar pomada al menos 2 veces al día. Esto reduce la formación de costra y el riesgo de tener cicatrices. Para ello debemos lavar la herida con agua templada y un jabón pH neutro. El tatuaje debe secarse a base de golpecitos, con una toalla suave y que no deje restos. Después se aplica una fina capa de pomada cicatrizante que se vende en farmacias.

Duración del tratamiento

En función del tamaño del tatuaje, la cicatrización puede durar de 3 semanas a 3 meses. Durante esta fase, en la higiene diaria, debemos incorporar el ritual antes indicado, para favorecer la curación. Si se observa la mínima modificación a nivel de la piel, como hinchazón, cambio de color, etcétera, debemos consultar con un médico lo antes posible.