La sudoración es un fenómeno natural que permite al organismo mantenerse a 37º, cuando la temperatura ambiental sube a niveles superiores. El sudor, consecuencia de la actividad de las glándulas sudoríparas, asegura la termorregulación del cuerpo, permitiéndole que elimine toxinas. Sin embargo, cuando se suda en exceso, puede suponer un problema para nosotros y los que nos rodean.

Cada persona transpira en proporciones diferentes. La segregación de medio litro de sudor al día es normal. Pero, bajo los efectos de un estrés, o un esfuerzo físico, o una fuerte temperatura ambiental, la actividad de las glándulas sudoríparas puede llegar a segregar dos gotas de sudor por segundo.

Cuando la cantidad de sudor producida supera de manera considerable el volumen requerido para la termorregulación, es cuando podemos hablar de una hiperhidrosis.

La hiperhidrosis generalizada no es común, y se caracteriza por la aparición precoz a lo largo de la vida. La sudoración, a veces, es permanente.

Hombre aplicándose desodoranteLa hiperhidrosis localizada, suele comenzar con la pubertad, y suele volver a su estado normal hacia los cuarenta años, desapareciendo con el envejecimiento. Las formas más frecuentes se localizan en las manos, los pies y las axilas.

La hiperhidrosis de la planta de los pies, especialmente en los hombres jóvenes, puede conllevar una serie de complicaciones, puesto que puede producir infección, dando lugar a la aparición de hongos y bacterias. Este tipo de hiperhidrosis puede llevar a una verdadera erosión de la planta de los pies. Normalmente, el 25% de las personas que sufren este mal en los pies, también lo tienen a nivel de las axilas.

Gracias a las tecnologías más avanzadas, los desodorantes en spray, en stick o en roll-on, se han convertido en remedios eficaces para combatir este problema. Existen tres tipos de desodorantes:

  1. Los desodorantes clásicos, que se limitan a enmascarar los malos olores. Su utilización forma parte del ritual diario en la higiene personal. No son efectivos a la hora de regular el nivel de sudoración.
  2. Los desodorantes antitranspirantes tienen una acción reguladora sobre la piel. Este cosmético se aplica a diario. Para las personas que sufren por culpa de una sudoración intensa, la utilización de desodorantes antitranspirantes es casi siempre desalentadora, puesto que la acción reguladora suele ser insuficiente.
  3. Los desodorantes a base de sales de aluminio constituyen el tratamiento local de primer orden para combatir la transpiración intensa. Estas fórmulas a base de iones de aluminio actúan directamente sobre el diámetro del canal sudoríparo, permitiendo así que la glándula de la sudoración baje su ritmo de trabajo.

El flujo de sudor se puede, entonces, controlar. Para minimizar el riesgo de irritaciones cutáneas, lo ideal es aplicar este cosmético de una a tres veces a la semana, normalmente por la noche, y en la piel seca y sana. Estos productos se suelen encontrar en las farmacias, puesto que no sólo es una cuestión de belleza, sino también de salud personal.