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Si tu piel se enojece con los cambios bruscos de temperatura, tienes sensación de ardor, picor o calor, entonces es muy probable que seas de piel sensible.
Sigue leyendo porque como otros tipos de pieles, la tuya requiere de ciertos cuidados especiales para mantenerla a punto y prevenir molestias mayores.
La piel sensible es capaz de reaccionar a distintos estímulos como si se provocara algún tipo de alergia, por ende su cuidado estricto es más que necesario. Existen tres tipos de sensibilidad que caracterizan a esta piel: la sensibilidad inducida, la sensibilidad hereditaria y la sensibilidad idiomática.
La primera, sensibilidad inducida, es la que sufre la piel pero no es una característica natural propia de ésta sino que termina siéndolo por influencia de agentes externos tales como tratamientos cosméticos inadecuados, peelings a láser u otros. Muchas otras veces este tipo de sensibilización se genera por motivos internos, es decir, ingesta de ciertos medicamentos o algún malfuncionamiento endocrino.
La sensibilidad hereditaria, como su nombre lo indica, genera una piel sensible desde el nacimiento; muchas veces quienes padecen este tipo de sensibilidad padecen de enfermedades como la dermatitis o piel atópica. Suele presentarse en cutis claros y reaccionan de forma desfavorable ante cualquier cambio brusco de temperatura o a las comidas picantes; este tipo de pie tiene tendencia a la cuperosis.
Por último, tenemos la sensibilidad idiomática, es el tipo más común en las mujeres; éstas sienten que su piel se irrita con facilidad aunque ésta no sea sensible.

Como cuidar la piel sensible

piel sensibleLa doctora Ana Jiménez Arnau, dermatóloga del Hospital del Mar en Barcelona, incide en la importancia de los cuidados especiales de las pieles de este tipo.
Se tiende a pensar que estos problemas de piel afectan más a mujeres que a hombres, pero esta afirmación debe puntualizarse. Lo cierto es que existen más féminas diagnosticadas que varones por el simple hecho de que ellas consultan más con los especialistas.
De todas maneras sí que es cierto que los cambios hormonales de las mujeres en momentos como la menopausia o la menstruación pueden favorecer este tipo de sintomatología.
Como apuntábamos, estas pieles son pálidas, la tendencia es que cuando hay un cambio brusco de temperatura la persona note una sensación de ardor en la cara acompañada de rojez.
En algunas ocasiones se llega a notar picor y sensación de calor. La explicación a esto viene dada por una vasodilatación que hace que los capilares de la cara se dilaten y no llegue el flujo sanguíneo tal y como debiera.
De acuerdo con la doctora Jiménez, los cambios de temperatura son los principales desencadenantes de estas reacciones. Además, las calefacciones muy altas tienden a bajar la humedad del ambiente, por lo que las personas de piel seca sufren más.
Por tanto, es necesario evitar los lugares demasiado calientes y húmedos, lugares como los baños de vapor o saunas dejan de ser una opción.
La dieta también puede influir en la mejora o empeoramiento de las reacciones de la piel. Los problemas digestivos y las digestiones muy rápidas tienen efectos negativos, es recomendable comer sentados y despacio.
Por lo que respecta a los propios alimentos, hay que evitar picantes, quesos curados, comidas muy calientes y todo lo que tenga una acción vasodilatadora. Se deben incluir ciertos alimentos ricos en vitamina C (kiwis, naranjas, frutillas, etc); se debe reducir o eliminar el consumo de bebidas alcohólicas así como el de alimentos picantes o que contengan especias.

Productos cosméticos para pieles sensibles

Las pieles sensibles suelen sufrir intolerancia a todo lo cosmético que no esté diseñado para su piel. Un cosmético para piel sensible tiene que carecer de perfume y debe evitar las sustancias que puedan producir picor. Por ello es muy importante leer los compuestos descritos en los envases y conocer bien qué es lo que contienen.
La limpieza debe realizarse con productos específicos para este tipo de piel, no deben contener alcohol ni ácidos derivados de las frutas ya que causan daños a los tejidos externos.
En caso de optar por una limpieza mucho más profunda, los exfoliadores que utilicemos no deben estar hechos a base de granitos, éstos pueden llegar a maltratar la piel; lo ideal en estos casos es usar aquellos que se borran, es decir, que al frotarlos contra la piel forman una capa que retira con cuidado las células muertas.
Una vez a la semana se aconseja aplicar una mascarilla antiinflamatoria o antidescongestiva.
En cuanto al maquillaje, nos encontramos ante la misma situación. Hoy en día una persona con piel sensible puede maquillarse siempre y cuando lo haga con los productos adecuados para su dermis. Además, hay maquillajes que contienen corrector del color para igualar el tono de la cara, normalmente con manchitas rojas causadas por la vasodilatación. Por otra parte, estos cosméticos deben dejar que la piel respire para que no aparezcan los antiestéticos granos.
Por último, se debe destacar la importancia de una buena hidratación para que la piel no pierda el agua que ella misma contiene. Para ello existen cremas que reproducen la composición natural de la epidermis y evitan que ésta se reseque.