Que nos demos una ducha diaria, por la mañana y/o por la noche, parece una costumbre habitual en la mayoría de nosotros. En realidad hablamos de un hábito sano, fuente de bienestar personal, pero también para aquellos con los que habitualmente compartimos el entorno: en la pareja, en el trabajo, con los amigos…
¿Por qué? Recordemos que el principio de un producto de limpieza, a la hora de darnos una ducha o un baño, consiste el de lavarnos el cuerpo, sin que por ello lleguemos a poner en peligro los niveles de PH y la película hidrolipídica de la piel. De esta manera desaparecen las impurezas y tonificamos la piel.
Es verdad que existen multitud de productos para el baño y la higiene personal, y hoy en día se ofrecen en un 2 X 1, productos que se pueden utilizar tanto para lavar el cuerpo y el cabello, al mismo tiempo.
Estos geles evitan que la piel se reseque, respetando al máximo la película hidrolipídica que cubre nuestro cuerpo, así como la salud de nuestro pelo. No olvidemos que la sequedad de la piel es el exceso de cal en el agua.
La higiene corporal previene el mal olor 1Con estos productos corporales favorecemos la suavidad de la piel, su hidratación natural, y si el gel también sirve para el pelo, proporcionamos la suavidad y brillo necesarios para su cuidado.
¿Cómo hacerlo?
Habitualmente, solemos poner un poco de gel o champú en las manos, y luego nos lavamos con frotación.
Para que la limpieza sea mucho más eficaz, aconsejamos el uso de una esponja o de un guante para la ducha.
Dos ventajas si utilizamos una esponja para lavarnos:
– Al frotarla contra la piel, ejercemos una leve fricción para extraer las capas superficiales de la piel. Es decir, la limpieza es más a fondo y tonifica al mismo tiempo.
– Es un método mucho más higiénico, puesto que se llega hasta los lugares donde se acumulan las impurezas.
Una vez por semana, sería bueno, con la ayuda de una esponja dura, que nos frotemos todo el cuerpo, y ejerzamos una suave fricción corporal por encima de la piel.
Evidentemente, en las partes sensibles no se debe ejercer la misma presión que sobre el resto del cuerpo. Estamos hablando de una limpieza más profunda. Es conveniente que la frotación se haga con más fuerza en las partes más rugosas, como son los talones, los codos o los pies. Con el paso del tiempo, notaremos que la piel va cogiendo un tacto mucho más suave.
¿Cuándo hacerlo?
Todas las mañanas y/o todas las noches:
– Por la noche, una ducha o un baño (que es más relajante), permiten que el cuerpo se prepare para el sueño, a parte, claro está, de la higiene que conseguimos antes de meternos en la cama.
Si lo deseamos, nos podemos dar un baño de espuma. Muchas marcas, con olores diferentes, se pueden adquirir en cualquier supermercado, unos son más relajantes que otros, otros más dinamizadores o tonificantes. Casi todos son buenos, en nosotros está la elección de aquél que nos vaya mejor.
– Por la mañana, una ducha revitalizadora para despertarnos es lo más conveniente. Los productos de higiene personal para hombres tienen un olor fresco y tónico, con acción tonificantes, y en algunos casos, reafirmante.
Una vez que estemos secos, podemos aplicar el producto hidratante habitual, luego el desodorante, lo que evitará que las bacterias se desarrollen. Con esto evitamos, que desde el inicio de la jornada, los olores debidos a la transpiración y sudoración, nos jueguen una mala pasada.
Si tras la ducha notamos que la piel de nuestro cuerpo está tirante, se recomienda que la frotemos con alguna crema hidratante, así como la cara.