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Algunas personas sienten un impulso irrefrenable de comer ingiriendo una gran cantidad de comida en poco tiempo, y esto no es una costumbre más o menos fastidiosa, sino un auténtico trastorno de la conducta alimentaria, que puede tener importantes efectos perjudiciales sobre el peso corporal y por tanto en la salud.
El síndrome del comedor nocturno junto al síndrome del atracón están aumentando entre la población, más que la anorexia nerviosa y la bulimia, los trastornos clásicos de la conducta alimenticia.
Si usted come compulsivamente y de forma incontrolada, en grandes cantidades, en menos de dos horas, hasta sentirse negativamente lleno, puede sufrir un trastorno de la conducta alimenticia denominado síndrome del atracón.
sindrome del atracónSe trata de personas que sufren una sensación de hambre voraz y que, después de cada comilona, sienten ataques de culpa y desánimo aunque, a diferencia de la bulimia nerviosa, estos episodios no están asociados a una expulsión posterior de la comida.
Hablamos de personas que sufren episodios compulsivos que se repiten al menos dos días a la semana, durante un mínimo de seis meses, y a diferencia de la anorexia y la bulimia, estos pacientes no tienen una distorsión de su imagen corporal, no usan laxantes, ni se someten a ejercicio físico estricto para modificar su cuerpo.
También se ha comprobado la relación directa entre períodos de mayor tensión y alarma de estos pacientes con un agravamiento del síndrome. Así, a medida que disminuye la situación de estrés psicológico, se reduce la sensación de hambre voraz.
Estos nuevos trastornos de la conducta alimenticia, unidos a los más clásicos como la anorexia o la bulimia, comparten la denominada alteración del comportamiento alimentario, lo que enmarca el carácter psiquiátrico de todas estas patologías.
Existen factores de predisposición genéticos que, unidos a los psicológicos, ambientales o sociales como el culto al cuerpo, configuran el caldo de cultivo de los emergentes trastornos de la alimentación.