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Para acelerar el metabolismo y mantener los niveles de nutrientes en sangre en valores estables es necesario distribuir los alimentos del día en seis ingestas como mínimo, hacerlo favorece el adelgazamiento y mejora la salud general.
Está demostrado que realizar seis comidas diarias con un intervalo máximo de tres horas entre una ingesta y otra está asociado con una menor ingesta de calorías, disminución de los niveles de colesterol total y LDL, mayor cantidad de energía gastada en la digestión, absorción, conversión y almacenamiento de los nutrientes consumidos a través de los alimentos y menores picos de insulina.
En otras palabras, un hábito de consumo desordenado de alimentos facilita el aumento de peso y de grasas en la sangre. Por el contrario, una distribución regular diaria de seis comidas favorece el adelgazamiento y un mejor estado de salud general.
Entonces, más allá de los discursos nutricionales de moda, este hábito es importante tanto para bajar de peso como para mantener un estado saludable, incluso en aquellos que no tienen kilos de más. Permite controlar el colesterol y el azúcar sanguíneo, y cuidar el corazón, entre otros beneficios científicamente comprobados.
La clave es la distribución
Entre una ingesta y otra deberían pasar entre 1,5 horas como mínimo y 3 horas como máximo. Conviene realizar las cuatro comidas principales desayuno, almuerzo, merienda y cena y 2 colaciones en el día, a media mañana y a media tarde. Una distribución apropiada sería:

  • 8.00: Desayuno
  • 10.00: Colación de media mañana
  • 13.00: Almuerzo
  • 15.00: Colación de media tarde
  • 18.00: Merienda
  • 21.00: Cena

Al comer de esta forma se logra llegar con menos hambre a la próxima comida, se disminuye el tamaño de las porciones, podemos seleccionar mejor los alimentos que se consumen con lo que se logra regular la secreción de insulina, que facilita el metabolismo de las grasas y activa el gasto de energía en general.