Es evidente que para muchos de nosotros la marcha es el ejercicio deportivo más básico y más natural que existe. Basta con partir de la afirmación siguiente: el hombre está hecho para caminar. Además, es lo que le ha permitido sobrevivir hasta hoy en día, y es tan beneficioso para la salud y para la silueta que no es posible hacer omisión de este tipo de actividad física.

La marcha para diseñar la silueta

Independientemente de la edad, del peso o del nivel deportivo, la marcha es una actividad física accesible para todos. Posee un gran número de cualidades, y es el aliado indispensable para aquél que desee rediseñar la silueta o perder peso.

Además, implica muy poco traumatismo para el organismo, y puede ser muy beneficiosa para las personas con sobrepeso. En efecto, practicando la marcha, los impactos que el cuerpo sufre tan solo representan el 1,5 del peso del cuerpo, frente al impacto mayor que ocurre cuando se practica running. Existen menos riesgos de sufrir dolores a nivel de los tobillos, de las rodillas y de las caderas, concretamente.

La marcha está considerada como una disciplina cardiovascular que mejora el sistema cardiovascular y reduce los riesgos de enfermedades cardíacas, de AVC, de colesterol, de tensión arterial, etcétera. Los beneficios de la marcha son una referencia eficaz para cualquier otra actividad deportiva. Igualmente, la marcha es un excelente medio para reducir los riesgos de osteoporosis y los fenómenos de piernas cansadas, puesto que estimula el retorno venoso.

Marcha rápida

¿Cuánto tiempo caminar para ser eficaz?

¿Correr más de una hora? Para muchos parece algo inimaginable e inalcanzable, pero caminar dos o tres horas es algo absolutamente realizable, y el desgaste energético total es igual o superior. Una sesión semanal de marcha permite quemar entre 600 y 1000 kcl en un año, es decir una pérdida de peso de 4 a 6 kg. Esta pérdida de peso no es desdeñable. Pero encadenar entre dos o tres horas de marcha no es algo obligatorio, más vale repartir esta duración a lo largo de la semana en función del tiempo del que se dispone, por ejemplo 30 minutos por la mañana para ir a trabajar, y otros 30 minutos para volver a casa.

También conviene destacar que caminar con los pies desnudos sobre la hierba o sobre la arena refuerza todos los músculos del arco del pie. Estos músculos, al haber perdido el hábito de funcionar por culpa de los zapatos, favorece la postura y el equilibrio corporal.

Acentuar el esfuerzo para disfrutar de todos los efectos

Los efectos sobre el sistema cardiovascular, osteotendinoso, y muscular quedan limitados por culpa de la débil intensidad de esta actividad. Por esta razón, cuanto más se progresa, más se debe intensificar el esfuerzo, y disfrutar de los desniveles y escaleras que podemos encontrar en el camino, lo que aumenta el trabajo muscular y cardíaco. En cuanto a las bajadas, estas solicitan y refuerzan los huesos y los tendones, puesto que al ir más rápido, el cuerpo sufre mayores impactos. Y en función del nivel personal y de los progresos, se puede incluso alternar poco a poco algo de carrera con la marcha.

Último consejo

Recordar que siempre es la frecuencia la que consigue garantizar el éxito. Por tanto es inútil centrarse en una actividad si después se va a abandonar en poco tiempo, por esta razón, la marcha es algo que muchas personas pueden incorporar a sus hábitos de vida con mayor facilidad. Sus efectos no son espectaculares, pero su gran accesibilidad tiende a inscribir su práctica a través del tiempo.