¿Quién ha dicho que los hombres no se preocupan por su línea? Según varios estudios, el sobrepeso afecta a más hombres que a mujeres, y parece que los hombres siguen estando a la cola en cuestión de régimen. Pero esto no significa que no se preocupen por su silueta.

En los hombres, el punto débil suele ser la barriga, que se localiza alrededor del ombligo, sobre todo a partir de una cierta edad. Por eso la gran pregunta que los hombres se plantean es saber cómo perder vientre.

Sin embargo, además del aspecto físico y estético, una alta concentración de grasa abdominal puede presentar peligros para la salud. Podría provocar un incremento de los riesgos de complicaciones cardiovasculares, entre otras cosas.

Por diferentes razones, y en particular fisiológicas, los hombres tienen mayor facilidad que las mujeres para desprenderse de la masa grasa superflua. Para perder vientre de forma estable y sin pasar por una tortura, primeramente es necesario revisar los hábitos alimenticios.

Vientre plano

Un vientre plano

Para recuperar un vientre plano, la calidad de los alimentos y los métodos de cocción light son dos elementos indispensables para tener una mejor forma y una silueta más delgada.

Más allá de la alimentación, el ejercicio físico es un factor de éxito significativo a la hora de perder peso y de trabajar la musculatura de los abdominales para esculpir un vientre más plano.

La mayoría de los hombres aumentan de peso a nivel de la parte superior del cuerpo, el vientre por supuesto, pero también el pecho, el cuello, la cara, los brazos y los hombros. Es lo que llamamos el sobrepeso androide.

Pero esta grasa localizada desaparece rápidamente porque los hombres tienen más masa magra que masa grasa. Esto significa que el cuerpo está compuesto de más músculo, y que las células grasas son menos importantes.

Un régimen alimenticio en un hombre es mucho eficaz que en una mujer, puesto que no está habituado a privaciones sucesivas, lo que suele impedir a la larga la pérdida de peso.

Algunos consejos alimenticios

Después de una noche de ayuno de 12 horas, el cuerpo necesita energía para afrontar el día. Por tanto es muy importante desayunar bien, priorizando frutas y cereales, lo que permite mantenerse correctamente hasta la hora de la comida.

Es necesario además tomarse el tiempo suficiente para comer, lo que facilita la digestión y permite saciarse con mayor rapidez. Es bueno masticar con tiempo cada bocado, y prolongar la duración de las comidas. Comer sentados de forma cómoda, y tomando el tiempo necesario para saborear todos los alimentos y los platos.

El picoteo permite saciarse sobre el momento, pero no nutre a largo plazo. Las pequeñas colaciones que solemos comprar en las máquinas distribuidoras suelen tener demasiadas grasas y demasiado azúcar, lo que provoca una gran secreción de insulina, la hormona que estimula el hambre. En caso de tener hambre a media mañana, es preferible comer una fruta fresca, o una barrita de cereales pobre en azúcares rápidos.

Las frutas y verduras son los mejores amigos para mantener la línea, puesto que no contienen ningún tipo de materia grasa. Así pues, es bueno usar y abusar de ellas, ya que son muy poco calóricas, y las fibras que contienen son excelentes para la digestión.

Las grasas se encuentran en la carne y el pescado. Pero las de la carne tienen un perfil nutricional de menor calidad que las que encontramos en el pescado. Por tanto conviene limitar la ingesta de carnes grasas y la charcutería. Estas deben reemplazarse por pescado.

Finalmente, una palabra sobre el alcohol. Una pinta de cerveza equivale a una hamburguesa en cuestión de calorías, aproximadamente 280 kilocalorías. Por tanto hay que limitar el consumo de alcohol, y reemplazar la cerveza a la hora del aperitivo por un zumo de frutas o una soda light.