Para el invierno, no hay nada mejor que un par de botines para proteger los pies del frío y de la intemperie. Lo ideal es tener un par de botines todoterreno con una suela de goma en vez de una suela de cuero, con el fin de aislar los pies del frío. El caucho es menos conductor que el cuero, por tanto es posible prevenir mejor cualquier tipo de resbalón.

Un par de botines asequibles para todos

A comienzos de año, busqué un modelo de botines que no fuera caro y sencillo para poderlo llevar a cualquier parte, durante mis salidas de fin de semana al campo, o el viernes, cuando me visto más chic o bien con un estilo más casual para ir al trabajo. Finalmente, encontré un buen par de botines de color negro y chocolate.

Este modelo está fabricado con una piel lisa a la que doy grasa y lustre frecuentemente para que mantenga la flexibilidad y un bonito brillo. Además tiene una suela de goma ideal para el invierno.

Para mi look no hay ningún problema a la hora de llevar estos botines, porque pegan con todo, salvo cuando llevo unos shorts. Normalmente me gusta llevar este par de zapatos con unos pantalones chinos de color aceituna o gris, pero también van muy bien con unos jeans.

Calzado hombre

Consejos para el cuidado de los botines

Ciertamente, me hizo falta algo de tiempo para dar flexibilidad al cuero de los botines, por eso recomiendo empezar a llevarlos algunas horas primero, y luego aumentar poco a poco el tiempo para que no hagan daño.

Después, conviene insertar una horma para que mantengan la forma incluso cuando no se llevan puestos. Este tipo de horma más adecuado para los botines suele ser de madera de cedro, porque absorbe la humedad que dejan los pies y que además difunde un agradable olor amaderado.

La compra de los botines

Normalmente, unos botines perfectos, para aquellos que no se quieren gastar demasiado, suele costar unos 140 €. Tener un par de botines en la zapatera suele ser algo interesante, puesto que invita a vestirse con ese lado rústico y chic al mismo tiempo.

El cuero graso de los botines

Para identificar un cuero graso, hay que tocarlo. Cuando es nuevo, un cuero graso suele ser rugoso, y puede dejar algo de grasa en los dedos. También se puede ver la grasa que transpira a través de la piel al pellizcarlo.

Otro elemento que permite saber si se trata de un cuero graso, es que deja ligeras trazas blancas cuando se araña ligeramente. Estas trazas se borran pasando un paño por encima.

El uso de la grasa en los botines

Cuando se curte el cuero, se les aplica grasa. Los cueros grasos lo serán todavía más que el resto de materiales. En un cuero graso, la grasa puede representar entre un 15 y un 30% del peso total. Esta grasa permite que la piel quede más flexible, pero también la protege de la humedad y evita que el cuero se venga abajo.

Con el tiempo, y en función de la frecuencia con la que lo llevemos, la grasa del cuero desaparece. Es importante darle grasa al calzado para volver a inyectarla en profundidad en toda la piel. Si se utiliza un betún clásico para mantener el cuero graso, la grasa no quedará reemplazada a la hora de darle lustre al zapato, ya que el betún se mantiene en la superficie.

El cuero se va empobreciendo poco a poco de su grasa, hasta convertirse en un cuero normal, es decir no graso. Por tanto se pierden todas las ventajas de usar un cuero graso, especialmente en unos botines, especialmente si pretendemos que nos duren bastante tiempo, y si los queremos usar en invierno, incluso los días de lluvia.