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Todos conocemos la importancia de llevar una dieta equilibrada, rica en verduras, frutas y cereales integrales. Pero, también es necesario también es necesario matizar el menú diario con otros alimentos para que la salud no se resienta por falta de nutrientes.

Sin embargo, no es tan simple diseñar una dieta equilibrada sobre todo para aquellas personas que sufren de intolerancia alimentaria que se da por el consumo de determinados alimentos que algunos organismos no toleran.

¿Qué es la intolerancia alimentaria? 1

Especialistas en nutrición y dietética alertan que quienes sufren de intolerancia alimentaria pueden sufrir de determinadas alteraciones tales como:

  • Dolor de cabeza o estómago.
  • Diarrea.
  • Sobrepeso.
  • Problemas de fatiga crónica.
  • Problemas de la piel.
  • Inflamación de las articulaciones.

Desconocer que se sufre de intolerancia alimentaria puede generar un progresivo deterioro de la salud y de hecho nuestro organismo en ocasiones da respuestas tales como la alergia.

Cómo afecta la intolerancia alimentaria

La intolerancia alimentaria afecta de forma diferente a cada persona ya que algunos alimentos que son favorables para algunos pueden ser perjudiciales para otros. Es conveniente analizar cada caso y esto solo puede hacerse a través de un estudio clínico personalizado, realizado por un nutricionista en Madrid, en Barcelona o en cualquier otra ciudad de España, y que se basa en una simple extracción de sangre.

Este tipo de prueba para detectar intolerancia alimentaria ofrece información amplia ya que a través de ella es posible determinar por ejemplo como es la reacción de los anticuerpos ante determinadas sustancias o proteínas presentes en los alimentos.

La interpretación adecuada de los resultados por parte del profesional médico ayuda a saber con exactitud cuál es la dieta correcta y más saludable para cada caso en particular.

Diferencias entre alergia e intolerancia alimentaria

¿Qué es la intolerancia alimentaria? 2

Para comprender mejor los resultados del test o prueba de sangre es necesario diferenciar bien las diferencias entre alergia e intolerancia alimentaria:

  • Alergia a los alimentos: Se trata de un componente del alimento que desencadena en el paciente una reacción inmediata con ciertas manifestaciones tales como edemas, diarrea o urticaria, entre otras posibles alertas.
  • Intolerancia alimentaria: Es un cuadro un poco más complicado de detectar que la alergia a los alimentos, pues sus síntomas no son inmediatos y esto hace que se vuelva a ingerir alimentos que perjudican la salud.

Síntomas de la intolerancia alimentaria

La intolerancia alimentaria es más común de lo que se piensa, ya que se calcula que aproximadamente un 10% de las personas experimenta este problema pero la gran mayoría no hace nada al respecto. Por ello, es necesario no confundirla con alergia a determinados alimentos que implica la afectación del sistema inmune.

Así, la intolerancia alimentaria se produce cuando una persona presenta síntomas de sensibilidad a ciertos alimentos, compuestos o sustancias. Los síntomas pueden presentarse en horas o días después de haber consumido el alimento que causa la reacción.

Los síntomas más comunes ante una intolerancia alimentaria tienen diferentes manifestaciones:

  • Signos digestivos: Tales como acidez, estreñimiento, diarrea, náuseas o úlceras en la boca.
  • Signos respiratorios: Asma, tos, bronquitis, rinitis, sinusitis.
  • Signos generales: Acné, eczemas, urticaia.
  • Signos en las articulaciones: Dolor o rigidez en las articulaciones.

Principales intolerancias alimentarias

Por lo general la intolerancia alimentaria se debe a la falta de componentes necesarios para la correcta digestión de determinados alimentos, pero sin acción del sistema inmune, con excepción de la intolerancia al gluten que si presenta alteraciones notables del sistema inmunológico.

Una persona que sufre de alergia alimentaria no puede ingerir ni siquiera pequeñas cantidades de los alimentos que causan el problema, en tanto que quien padece de intolerancia alimentaria puede ingerir mínimas cantidades de los alimentos causantes del problema sin tener inconvenientes.

Entre las principales intolerancias alimentarias destacan:

Intolerancia a la lactosa

Se trata de la incapacidad del sistema digestivo para digerir la lactosa (azúcar de la leche). Es una intolerancia causada por el déficit por parte del cuerpo de producir la enzima “lactosa” encargada de digerir y absorber el azúcar de la leche. Se trata de un problema que puede ser transitorio o permanente.

Intolerancia al gluten o Enfermedad Celíaca

El gluten es una glucoproteína, que se encuentra presente en el trigo, avena, cebada y centeno. Cuando se produce la intolerancia al gluten el intestino delgado no puede digerirlos y se produce una reacción inflamatoria intestinal.

Se trata de una intolerancia que se mantiene permanentemente pero que puede ser controlada llevando una dieta adecuada libre de gluten, existiendo en la actualidad diferentes alternativas de alimentos especialmente recomendados para celíacos.

Intolerancia a la sacarosa

Es la intolerancia al azúcar común y se debe a la falta de la enzima denominada sacarasa que dificulta la correcta digestión de la sacarosa con síntomas como diarreas, flatulencias, dolores abdominales, etc.

Intolerancia a la fructosa

La fructosa es el azúcar presente en las frutas y también ciertos vegetales y la miel y cuando el intestino no es capaz de digerir este tipo de azúcar se presentan síntomas
típicos de intolerancia alimentaria después del consumo de frutas frescas, zumos de frutas o miel.

Conclusión

Ante la sospecha de estar sufriendo alguna intolerancia alimentaria es importante consultar a un profesional de la salud, pues se trata de una condición que puede causar numerosos problemas de salud sobre todo como consecuencia de una mala absorción de nutrientes necesarios para un funcionamiento correcto del organismo.

Dependiendo del tipo de intolerancia alimentaria pueden ser necesarios estudios especializados que ayudarán a identificar el agente causante del problema y el comienzo de un tratamiento adecuado.