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Hay una frase que siempre me ha impactado profundamente. No sé de dónde la saqué o en qué lugar la escuché por primera vez, pero he de confesar que se me ha quedado grabada a fuego en el cerebro. La frase, que podría ser incluso agresiva, es sobre todo, políticamente incorrecta.
Sólo los estúpidos tienen la conciencia tranquila.
Todos tenemos algo, por dentro o por fuera, que no nos gusta. Una parte de nuestras vidas que queremos cambiar. Un deseo o un sueño de victoria y superación. Pero no siempre podemos conseguirlo. Aunque lo importante es intentarlo, poner todo de  nuestra parte para que esa historia, sea una historia de superación, no una de desidia.
Paso a paso, minuto a minuto, esfuerzo a esfuerzo. Dejándolo todo, sangre, sudor y lágrimas, para conseguir esa victoria. Grande o pequeña, pero victoria al fin y al cabo. Casi como una película, con escena final llena de emoción, al dejar atrás las dificultades.
¡Quiero cambiar! 1
Pués sí, lo cierto, es que resulta muy cinematográfico, muy televisivo, pero no vamos a presumir de haber sido los primeros en verlo. Los productores y guionistas andan todo el día revolviendo en sus cerebros y en la realidad para dar con la «historia».  Una historia que pueda ser retransmitida.
Cadenatres, por ejemplo, ha estrenado un reality en el que diferentes personas afrontarán un reto físico para el que no estaban preparadas. Día a día, asesorados y apoyados por entrenadores, tendrán que poner todo de su parte para superar esa montaña, en principio, insuperable. Una persona con sobrepeso que quiere correr un maratón, una mujer descontenta con su físico que quiere llegar a una competición de fitness y cosas por el estilo.
 
El formato no es nuevo del todo, a mí me recuerda mucho al famoso «MTV Made». Cierto que la producción de la cadena musical estadounidense cubría un abanico más amplio, no sólo centrado en la salud y la apariencia física, pero la propuesta era muy similar. Una fórmula clara: un sujeto, un reto, un plazo y un entrenamiento. ¿Lo logrará o no? Esa es la historia.
Después, en diferentes países se siguió esta receta televisiva para otros programas. Realities en los que los protagonistas afrontaban retos de todo tipo, siempre dentro de las reglas del mundo del espectáculo, con el público como juez y un vencedor único.
Tal vez ese sea el detalle que menos me guste de todo esto. En la vida real, que requiere del mismo esfuerzo y determinación por nuestra parte, no tiene por qué haber un solo vencedor. En el cajón más alto del podio hay espacio suficiente para todos los que estén dispuestos a poner toda la carne en el asador. Estén o no estén las cámaras delante.
Pero una cosa es cierta, el potencial inspirador de este tipo de documentales es innegable. Si alguien, al ver como otro supera un reto de esas dimensiones, encuentra la chispa que prenda una mecha en su interior, yo, al menos, me daría por satisfecho. Veremos si es así.